El otro día vi Guerra mundial Z (World War Z, Marc Forster, 2013). No voy a hacer una crítica, sólo os digo que está bien, muy entretenida. Es básicamente Brad Pitt corriendo con su pashmina y con su melena, que parece no tener nociones de lo que es el champú, por medio mundo, matando zombies. Pero está bien. No es un desperdicio pagar por verla.
La película no es más que otra superproducción de Hollywood para pasar el rato, pero me ha hecho pensar.
¿Qué pasa si hay un apocalipsis zombie? Bueno, eso es una idiotez, pero, ¿y si hubiera algún follón a nivel mundial que nos dejara a todos deambulando con escopetas por la calle sin saber si vamos a sobrevivir hasta mañana? ¿Lo habéis pensado? ¿Eh?
¿EH?
Mucha gente moriría. Mucha desaparecería. Habría que robar comida, ropa, armas. No habría luz. Ni agua corriente. Y lo que es peor. Lo que es mucho peor.
NO HABRÍA INTERNET.
Me están entrando sudores fríos sólo de pensarlo. Los medicamentos y la comida son elementos sobrevalorados. El agua, llegados al extremo. ¿¿Pero internet??
Me pongo en el mejor de los casos y supongo que sobrevivo a los zombies o a lo que nos haya metido en el lío. Es mucho suponer, porque como a los atacantes no se les mate con sarcasmo ya me contaréis cómo voy a sobrevivir yo más de media hora por ahí, si no sé disparar y no tengo media torta. Aún así, imaginemos que se me aparece la virgen con una semiautomática y un bate de béisbol y sobrevivo un ratito.
Supongamos que consigo coger comida y agua y salir corriendo. Y champú. Que con estas historias siempre pienso en lo desagradable que tiene que ser estár sin poder ducharse, por muy cómodo que pareciera estar Brad Pitt en la película. A lo mejor el secreto está en llevar una pashmina. El caso es que lo pienso mucho. Si me pudiera llevar algo a una isla desierta, me llevaría a un químico que supiera explicarme en qué elementos de la naturaleza se encuentran los componentes del gel y del champú. Me llevaría a un químico, chocolate... y un router. Que me desvío del tema.
Vale, imaginemos que llego viva a algún sitio medio estable, que hay allí gente menos inútil que yo que sí sabe abrirle la cabeza a un zombie con una tubería rota si hace falta. Bien. Habrá que asentarse. Y una vez asentados habrá que hacer algo con el tiempo, ¿no?
¿Y qué hago yo sin internet? ¡Todo mi ocio está ahí dentro! Menos los cafés que tomo con mis amigos, pero a dichos amigos es evidente que se los han comido los zombies, así que tampoco puedo contar con ellos.
¿Y entonces qué hago? ¿Ver una serie? Las veo por internet. ¿Una peli? Lo mismo. ¿Leer blogs? ¿Escribir? ¿Estudiar algún tema que me interese?
Todo en internet.
Y esto me estresa de verdad, porque alguna información está en esa red, y sólo ahí. ¿Qué pasa si de repente algo impide el acceso? ¿A dónde van todos esos conocimientos? Antes había enciclopedias, pero la Wikipedia podría desaparecer de un plumazo si hubiera un apocalipsis digital. Creo que imprimieron una copia en alguna parte, pero la gente ya no tiene acceso a esos conocimientos en papel de manera asequible. Que está muy bien porque no matamos árboles y ahorramos dinero y espacio, pero da un poco de miedo.
Y pienso que bueno, puedo guardar ahora las cosas y vagar por ahí con cinco discos duros de tres teras llenos de libros, series, películas y música. Y luego pienso que en un apocalipsis tampoco hay electricidad. Que en Soy Leyenda (I Am Legend, Francis Lawrence, 2007) salía Will Smith viendo la tele, pero no sé quién puñetas mantendría en funcionamiento la central eléctrica que daba energía a su televisor si él era el único humano sobre la faz de, por lo menos, Nueva York. Igual los zombies/vampiros/infectados de la peli eran todos arquitectos, ingenieros y expertos en energías renovables y cuando no estaban comiendo gente ni farfullando cosas en cuevas oscuras se dedicaban a montar centrales hidroeléctricas. Tampoco dicen en la peli que no sea así. No seré yo quien juzgue los sueños de los zombies.
Ya me he desviado otra vez. Decía que no iba a haber electricidad. Y yo no sé generarla. Quiero decir, que no sé cómo funcionan las bases del sistema. Todas mis aptitudes profesionales parten de que un ordenador, un teléfono, o algún otro gadget electrónico funcionen. Si no, no sé hacer nada útil. No tengo nada que aportar a la sociedad. Yo debería ser la esperanza de quienes echan de menos sus cacharros digitales, y resulta que mi idea para abastecer a mi grupo de supervivientes con electricidad consiste en frotar un jersey de lana muy deprisa.
Algunas veces soy ligeramente paranoica, soy consciente. Pero yo os digo que guardéis lo que os interese de verdad. Comprad vuestros libros favoritos, grabad vuestras pelis y canciones preferidas. Porque un apocalipsis zombie es, digamos, poco probable, pero un apagón tecnológico que mande al traste todo lo que hay en la nube yo no lo veo tan descabellado. O una ley que termine -realmente- con las descargas de todo, de un día para otro.
Y ahora que ya os he dejado a todos estresados abrazando vuestros portátiles, me voy a aprender a cultivar tomates, para así tener algún conocimiento que aportar en caso de catástrofe.
p.d. He buscado lo de Soy leyenda. Creo que en la peli no lo dicen, pero parece que existen unos generadores portátiles que funcionan con gasolina. Por si alguna vez os cortan la luz y no tenéis suficientes jerseys de lana a mano.