Porque he pasado seis días de mi vida viviendo y durmiendo en un cacharro flotante que tenía la estabilidad de una atracción de feria.
¿Los cruceros? Súper estables. Si son enormes, mujer, ni te enteras de que estás en un barco.
¡Mentira! ¡Malditos mentirosos todos! O bueno, todos no. También me contaron otras cosas:
Yo un día lo pasé fatal, los platos de lado a lado de la mesa...
Mi madre se fue de crucero y dice que tres días lo pasó muy mal... un mareo...
Y de ésas un carro. Así me planteé seriamente quedarme en tierra, pero claro, mis compañeros de clase iban, y me daba cosa perderme el viaje de fin de carrera... así que confié en la súperpoderosa Biodramina y me uní a la fiesta.
Ahora puedo decir que los cruceros, si hace mal tiempo, tienen el equilibrio de cualquiera de vosotros después de tomarse cuatro cubatas, o el mío después de medio. Por lo que me han contado, si hace bueno es verdad que aquello no se mueve nada, pero la realidad es que la inmensa mayoría de la gente que conozco que se ha ido de vacaciones a un barquito de éstos ha tenido como mínimo un día horroroso.
Hubo un día especialmente señalable. La noche del centenario del hundimiento del Titanic (sí, nos fuimos de crucero en el aniversario, qué pasa) se oye un mensaje por megafonía:
DING DONG
Les habla el capitán desde el puente de mando. Los fuertes vientos nos impiden continuar nuestro camino por la ruta establecida, así que vamos a cambiar el rumbo. Debido a dichos vientos, el barco navegará inclinado hacia la izquierda durante un buen rato.
Oigo a la del camarote de al lado:
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaahhh! ¡¡Pero no me lo cuentes, corazón, que me pongo muy nerviosa!!
Y, efectivamente, nos pasamos toda la noche navegando en cuesta. Estupendo lo de trepar para alcanzar un lado de la habitación y rodar para llegar al otro.
Me contaban unas chicas:
- Nosotras dormimos en la planta 4, en un camarote exterior, y estamos del lado izquierdo, así que cuando se inclinó el barco teníamos el agua en la ventana.
- Sí, pensamos, ¡somos unas pringadas, si pasa algo palmamos las primeras!
Pobres.
Hubo otros dos días interesantes también, con un bamboleo constante que nos dejó vómito en las escaleras y a un montón de gente pidiendo pastillas para el mareo en recepción. Los pobres bailarines de los espectáculos no sé cómo no se estontonaban, la verdad... Por mi parte, cada dos por tres el barco pegaba un bote y yo me tiraba la copa por encima. Muy bien todo. Aunque lo de ver a la gente haciendo eses por los pasillos y apoyándose en las paredes para no caerse era divertido, lo reconozco.
De todas formas, para el que tenga ya contratado un crucero y esté llorando en un rincón, le diré que aquello se movía una barbaridad, pero que yo me trinqué una pastilla de Biodramina (con cafeína, que si no te quedas roque) antes de subir al barco cada día, y estuve tan pancha toda la semana. Y si se te pasa el efecto, repones cada cuatro horas. Así que no me seáis tontos y llevad drogas a mansalva (juro solemnemente que Biodramina no me paga para que diga esto).
Eso sí, lo de bajarte del barco y que se mueva el suelo no te lo quita nadie.
Y por último, para afortunadas como yo que obtuvieron un camarote casi al final del barco (la popa, creo que es eso), los motores metían ruído TODO EL DÍA y TODA LA NOCHE. Además de hacer que a ratos las camas vibraran como locas, poniendo bastante complicado eso de dormir.
En resumen: si el tiempo es espléndido, un crucero debe de ser maravilloso. Si el tiempo es malo, un crucero es una mierda. Si hago otro, será porque me lo regalen y sea en verano, cuando pueda usar la piscina y el jacuzzi y cuando pueda tomar el sol mientras escucho el mar de fondo... y ya de paso cuando pueda ponerme unos tacones sin miedo a romperme un tobillo con tanto vaivén.
Un hotel en tierra firme, mucho mejor.
p.d. Por lo demás, los cruceros normales deben de molar bastante. El mío fue un truño porque fui con Iberocruceros y nos trataron de pena, pero en general me han hablado bastante bien del tema.
p.d.2 Para el que esté pensando que todo esto me pasó porque mi barco era pequeño, le diré que allí había 1900 personas metidas (Grand Celebration se llamaba la barquichuela). Era grande. Era muy grande. Excepto cuando compartíamos puerto con el Queen Victoria y parecíamos un bote salvavidas.