GPS
No sé si he contado ya que no tengo sentido de la orientación. Si no es así, ya os lo cuento ahora. Desde el principio:
Me he ido de crucero. Fue la decisión popular para el viaje de fin de carrera, así que, después de intentar sin éxito convencer a mis compañeros para ir a algún destino en tierra firme, opté por asumir que iba a pasar mis vacaciones en un bamboleante hotel en medio del mar y me apunté al viaje. El recorrido partía de Venecia y terminaba en Atenas. Pues bien, para llegar a Venecia hay que coger un avión, y para coger un avión hay que sobrevivir en un aeropuerto, que no es una tarea precisamente sencilla, y menos cuando tienes la capacidad de orientación de una patata.
El vuelo sale a las 19.55. Vale. Son menos cuarto y ya estamos todos aposentados en la puerta de embarque. Pero, como es habitual con los viajes en avión, la compañía anuncia un retraso en nuestro vuelo: salimos a las 20.25.
Siempre igual. Pero bueno, así me da tiempo a ir al baño antes de despegar. Le dejo mi mochila a Holden y me marcho en busca de un servicio.
Dentro de mi facilidad para perderme tengo dos niveles; el básico supone que no recuerdo el aspecto de los sitios por los que voy pasando, con lo que tengo que ir aprendiéndome los nombres de tiendas, calles y demás para poder volver. El avanzado me pone en un estado de empanamiento absoluto en el que voy metida en una nube y no soy consciente ni ligeramente de dónde puñetas estoy a cada paso que doy. Este último caso se da cuando, por ejemplo, estoy tan cansada que no atino ni a darme cuenta de que si no memorizo que acabo de pasar por un McDonalds, voy a estar deambulando sin rumbo durante un buen rato, y es, por supuesto el nivel en el que me encontraba en la situación que os cuento. Pero no pasa nada, porque me sé el número de la puerta de embarque, y así llego seguro a mi destino, así que no me preocupo demasiado.
Encuentro un servicio. Bien. Entro. Salgo. Venga, voy a volver con mis compañeros.
Um.
Um... esa tienda me suena. Sí, es por ahí. Camino un rato. Paso más tiendas conocidas. Se acaban las tiendas conocidas. Bien. Bueno. A ver. Igual me he perdido. No pasa nada, la puerta de embarque era... B43. Ese letrero dice que es por ahí. Pues... es por donde fui antes. Pero aquí no están. Y éste no es el sitio donde les dejé. A ver, no puede ser tan difícil. Vuelvo a estar en la puerta del baño, mirando una tienda de Adidas en la que acabo de estar con mis compañeras. Ya está, a las malas, llamo y que me vengan a buscar aquí. Además, aun me quedan 20 minutos para que salga el avión, si deambulo un poco más, les encuentro yo sola. A lo mejor es por ahí...
Me he ido de crucero. Fue la decisión popular para el viaje de fin de carrera, así que, después de intentar sin éxito convencer a mis compañeros para ir a algún destino en tierra firme, opté por asumir que iba a pasar mis vacaciones en un bamboleante hotel en medio del mar y me apunté al viaje. El recorrido partía de Venecia y terminaba en Atenas. Pues bien, para llegar a Venecia hay que coger un avión, y para coger un avión hay que sobrevivir en un aeropuerto, que no es una tarea precisamente sencilla, y menos cuando tienes la capacidad de orientación de una patata.
El vuelo sale a las 19.55. Vale. Son menos cuarto y ya estamos todos aposentados en la puerta de embarque. Pero, como es habitual con los viajes en avión, la compañía anuncia un retraso en nuestro vuelo: salimos a las 20.25.
Siempre igual. Pero bueno, así me da tiempo a ir al baño antes de despegar. Le dejo mi mochila a Holden y me marcho en busca de un servicio.
Dentro de mi facilidad para perderme tengo dos niveles; el básico supone que no recuerdo el aspecto de los sitios por los que voy pasando, con lo que tengo que ir aprendiéndome los nombres de tiendas, calles y demás para poder volver. El avanzado me pone en un estado de empanamiento absoluto en el que voy metida en una nube y no soy consciente ni ligeramente de dónde puñetas estoy a cada paso que doy. Este último caso se da cuando, por ejemplo, estoy tan cansada que no atino ni a darme cuenta de que si no memorizo que acabo de pasar por un McDonalds, voy a estar deambulando sin rumbo durante un buen rato, y es, por supuesto el nivel en el que me encontraba en la situación que os cuento. Pero no pasa nada, porque me sé el número de la puerta de embarque, y así llego seguro a mi destino, así que no me preocupo demasiado.
Encuentro un servicio. Bien. Entro. Salgo. Venga, voy a volver con mis compañeros.
Um.
Um... esa tienda me suena. Sí, es por ahí. Camino un rato. Paso más tiendas conocidas. Se acaban las tiendas conocidas. Bien. Bueno. A ver. Igual me he perdido. No pasa nada, la puerta de embarque era... B43. Ese letrero dice que es por ahí. Pues... es por donde fui antes. Pero aquí no están. Y éste no es el sitio donde les dejé. A ver, no puede ser tan difícil. Vuelvo a estar en la puerta del baño, mirando una tienda de Adidas en la que acabo de estar con mis compañeras. Ya está, a las malas, llamo y que me vengan a buscar aquí. Además, aun me quedan 20 minutos para que salga el avión, si deambulo un poco más, les encuentro yo sola. A lo mejor es por ahí...
¡¡Tirorioriroriroriroriro riiiii riiiii!!
Cleo me llama por teléfono. Malo.
Yo - Dime
Cleo - ¿¿DÓNDE ESTÁS??
Yo - Uuummmm ¿Si te digo que no sé volver, me crees?
Cleo - ¡¡¿¿¿QUÉ QUIERES DECIR CON QUE NO SABES VOLVER???!!
Yo - Que no sé volver. Pero estoy en la tienda de Adidas, no podéis estar muy lejos. He ido a la B43, pero no os encuentro.
Cleo - ¡Nos cambiaron de puerta de embarque! - Uy. Debí de seguir a la marabunta sin enterarme muy bien de a dónde íbamos - ¡Estamos en la B34, y el avión se va!
...
Mierda.
Yo - ¡¡CÓMO QUE SE VA!! ¡PERO SI SALE A Y VEINTICINCO!! - Corro como loca hacia la puerta de embarque correcta -.
Cleo - ¡Lo han vuelto a adelantar! ¡Sale a y cinco!
Madre de Dios. Madre de Dios madre de Dios madre de Dios.
Yo - ¡¡VOY VOY VOY VOY!!
Corrí mucho. Corrí hasta que vi a Cleo con una cara de susto horrorosa, al lado de una azafata con cara de mala leche y con Holden sujetando mi mochila y haciéndome gestos.
Menos mal que tengo amigos que me llaman, porque si tuviera que depender de mi habilidad para ubicarme, me había quedado a pasar las vacaciones en Barajas.
Necesito que me integren un GPS en el cerebro. Si el gobierno supiera hasta que punto soy capaz de perderme, seguro que la operación me la pagaba la seguridad social.
Te pasa lo mismitico que a mí! tengo un sentido de la orientación nulo, lo que ocasiona que me haya perdido por mi ciudad innumerables ocasdiones!
ResponderEliminarMenos mal que llegaste a tiempo! espero que te lo pasases de lujo, y lo bueno de que fuese un crucero es que si te pierdes es fácil encontrarte xD
Efectivamente, lo de perderme en mi propia ciudad también lo conozco... me lo pasé muy bien, sí, el crucero fue un poco desastroso pero aun así me lo pasé guay :)
EliminarY aún estabas en España, que la pregunta que de verdad me corroe es: ¿Cómo has conseguido volver?
ResponderEliminarNo separándome del grupo para nada xD
Eliminarjajajajajaja!! te imagino en modo "la terminal" viviendo en el aereopuerto!
ResponderEliminarmira, yo no me orientaba nada, pero cuando me saqué el carnet de conducir aprendí a la fuerza, así que no pierdas la esperanza.
un beso!
Yo ya conduzco y no me ha servido para nada :(
EliminarJajajaja. Yo soy un desastre para la orientación, también. Con decirte que, a veces, me desoriento en mi barrio... Un besote.
ResponderEliminarQué bien, me siento identificada :D
EliminarOstias qué estrés! qué mal rato he pasado leyéndolo!!! :D
ResponderEliminarJajajaja tú tranquila, que no sé cómo me lo monto pero al final casi siempre me apaño :)
EliminarComo has dicho lo de "He ido a un crucero", cuando he llegado al... podría decirse, clímax de la historia, me he dicho "Vamos, no te angusties, lo mismo la habrán esperado o habrá tomado el avión siguiente, pero el hecho es que se ha ido de alguna u otra forma". Por cierto, qué forma tann sutil de hacer público el viaje XD
ResponderEliminar¿Y tener una vocecita insoportable dentro de tu cabeza que te dice "Doble a la derecha en la siguiente intersección", "No está en ningún camino conocido", "Dé vuelta en u en la siguiente oportunidad", "Está intentando ponerse el sombrero en lugar del zapato", "¿Qué bebió anoche?", "La clínica de desintoxicación más cercana está a tres kilómetros de aquí, ¿desea ir?"? Bah... yo prefiero perderme.
Y bueno, pues eso, ¿cómo ha ido todo? ¡El pueblo quiere saber de qué se trata!
P.S. ¿Cuánto estuviste parando en Venecia? ¿Tuviste tiempo de ver la Plaza San Marcos?
P.P.S. ¡Enhorabuena! (Por terminar la carrera :P).
Ya contaré más cosas del crucero, porque entre unas cosas y otras tuvo tela... en Venecia estuve una mañana y sí vi la plaza, pero ya la había visto en otro viaje que hice con un poco más de calma. ¡Más boniiita! :D Y gracias por la enhorabuena, pero aun me queda un cuatrimestre por aprobar y un proyecto por hacer ;)
Eliminar"Si el gobierno supiera hasta que punto soy capaz de perderme, seguro que la operación me la pagaba la seguridad social" jajaja, buenísimo, y después me extrañaba una amiga que se perdía en Santiago, que es muy muy pequeño. Ánimo!
ResponderEliminar¡Me merezco el implante de GPS gratuíto! ¡Es por seguridad! :D
EliminarJoooooerr, menudo susto. Menos mal que al final conseguiste llegar.
ResponderEliminarPuf, ya te digo. Ni quiero pensar qué habría pasado si lo pierdo, imagínate :S
EliminarBarajas no es un aeropuerto fácil. Aunque luego llegas a otros y dices: "¿Cuándo salgo? ¿Ya, por esta puerta? ¿Todavía no??"
ResponderEliminarLo chulo hubiera sido que llegases corriendo y les hubieras pedido matrimonio a Holden o a Cleo, entonces la azafata te lo hubiese perdonado y hubiera sido peliculero total. :)
Bueno, que a mí también me pasa, soy demasiado despistada en esos temas. Sobre todo si entro en algún sitio, estoy unos minutos y luego salgo. Sensación tremenda esa de "¿pero cómo han puesto un muro/edificio/catedral/monumento prerrománico aquí si yo acabo de pasar?"
Lo mejor... es cuando, indirectamente, vas con un grupo que te confía a ti el trabajo de guiarlo. Insensatos...
Besos!
¡Haaala no se me ocurrió! La próxima vez declaro mi amor al primero que vea por allí, seguro que el avión me espera :D Y yo siempre le digo a la gente que no se fíe de mí para guiarles, que soy un desastre... soy más legal que tú, ¡si es que eres todo maldad!
EliminarEso me ha pasado a mí mil veces xD
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