El pasado julio entregué mi proyecto de fin de carrera. Tardé cerca de diez meses en construirlo y documentarlo, y fue un horror. Así, en general. El proyecto era un rollo, mi tutora y yo nos llevabamos a matar y estaba hasta el cogote de la universidad y de todo lo que tiene que ver con ella.
Afortunadamente, en medio de tanta miseria me mandaron a dos compañeros, por orden; el primero, un tipo súper trabajador que hacía lo imposible por ayudarme, a pesar de ser de ciencias políticas y no entender ni jota de informática. Más majo el chaval. También es cierto que creía que la llegada del hombre a la luna es un engaño orquestado por el gobierno, pero a mí me caía bien igual. Ante, entre otras cosas, el infame ambiente de trabajo existente en el proyecto, huyó a Rumanía (!) para hacer prácticas en una embajada. Bien por él.
El segundo es otro chico que decidió hacer un proyecto de fin de carrera complementario al mío -yo hacía la parte web, él la móvil-, y que optó por aceptar la propuesta a pesar de que empleé una hora de café en intentar convencerle de que aquello era un asco y de que huyera mientras aún no hubiera firmado nada.
Después de cinco meses programando como locos a diario estaba claro que o nos matabamos o nos hacíamos amigos, y así es como llegamos a la conversación que hemos tenido hoy mientras nos tomabamos un café sentados en unos taburetes altísimos porque yo no soy muy lista y pedí mi consumición antes de comprobar si había alguna mesa libre. Pero eso no viene al caso.
Al chico vamos a llamarle Costner.
Costner - ...total, que voy a secretaría a matricularme y me toca la rubia.
INCISO
La rubia es una de las secretarias de mi facultad. En general el funcionamiento de dicho secretariado es como para llorar, pero esta mujer en particular redefine el concepto de ineptitud, llevandolo a maravillosos nuevos extremos en los que la respuesta a todas las preguntas es "eso miralo en la web".
FIN DEL INCISO
Costner- Le pregunto por los plazos de matrícula y me dice "eso míralo en la web -lo dicho-, yo no pienso leermelo".
Yo- Qué gente. Siempre igual.
Costner- Y cuando voy a entregarle los papeles otro día, me dice "eso es mucho lío; yo me voy a tomar un café, esperate un poco y que lo haga mi compañera".
Y así siempre, no os creáis que este hombre tiene mala suerte ni nada por el estilo. Una maravilla todo.
Yo- Ya, si yo cada vez que voy a hacer papeleos y me toca ella tenemos gresca.
Costner- Pero eso es porque tú irradias odio.
Yo- PERDONA PERO SOY UN AMOR.
Costner- Que a mí me parece genial, ¿eh? Yo te llevo aquí - se da dos golpes en el lado izquierdo del pecho-, pero por lo visto hay cierta gente que no lleva nada bien ese odio que desprendes.
No os preocupéis, este chaval me habla así siempre. Estoy bastante segura de que me tiene aprecio. Creo.
Yo- ¡Uy, ahora que dices eso! ¿Sabes lo que me pasó el otro día en ballet? Fui a una clase de prueba, una que ponían muy barata para que pudieras ir a probar si querías y me enc...
Costner- Ballet.
Yo- Ballet, sí.
Costner- Vas a clases de ballet.
Yo- Sí.
Costner- Bien. Continúa.
Yo- Pues fui a la clase de prueba y me encontré con una chica que me resultaba súper familiar, así que fui a hablar con ella para ver de qué la conocía.
Costner- Es verdad, que cuando no conoces a la gente eres muy maja. Hasta que se te pasa, como decía tu amiga.
Yo- QUE YO SOY MAJA SIEMPRE. Da igual, el caso es que le pregunto que si la conozco de mi anterior academia de danza, y me dice que no, que nos conocemos de la biblioteca. ¿Te acuerdas de esa chica extranjera a la que mandé callar un día porque no paraba de hablar y desde entonces me miró con odio para siempre? Ésa era.
Costner- Pues muy bien, ¿no? Qué situación. ¿Y qué te dijo?
Yo- Nada, se fue corriendo a otra clase.
Costner- ¿Y a eso puedo ir yo? A ver, quiero decir.
Yo- No. Han prohibido por escrito que vayan observadores. Pero te puedes apuntar.
Costner- Sólo si me dejan llevar tutú.
Yo- Puedes llevar lo que te dé la gana. Pero oye, no sé qué pasa, que le digo a la gente que se apunte conmigo y me dicen todos que no.
Cuando me meto en alguna de estas actividades absurdas que me da por practicar de vez en cuando, le voy diciendo a todo el mundo que se apunte conmigo, por si cuela. Hago más vida social con chicos que con chicas, así que el objetivo de mi reclutamiento suele ser masculino. Además, casi todos los deportes que practico son considerados femeninos. Esto deriva en que los abordados siempre dicen que no; no porque no les apetezca pegar brincos o ponerse el pie detrás de la cabeza necesariamente, sino más bien porque creen que su imagen se va a ver dañada, ya que consideran que los deportes en cuestión sólo son practicados por chicas y por gays.
Y a esto quería llegar yo. Como complemento a todo aquello que os dije para que no la liarais mucho intentando ligaros a alguien, os digo ahora: si en una clase sólo hay mujeres y gays, ¿qué creéis que pasará cuando entre un hetero? ¿Eh? ¿EH? Pensad en esto la próxima vez que veáis a un tío entre quince mujeres en mayas, porque tal vez la paz interior del tipo no venga de que ha perfeccionado la posición del yoga mudra, sino más bien de que se está tirando a la pelirroja de la tercera fila. Que cada uno hace lo que quiere, ¿eh? Yo sólo digo que no creo en Dios, ni en el destino, pero creo muy fuerte en la estadística; y diez, quince, o veinte chicas para uno o dos tíos que habrá en cada clase de éstas es una proporción que dice bien claro que alguna cae fijo.
Y ya está. Sólo venía a decir que los chicos heterosexuales que van a clase de pilates, de danza contemporánea, de yoga, o de lo que toque, suelen saber lo que hacen.
P.d. Lectores masculinos, si llegáis a apuntaros a alguna de estas clases, contadme por favor si mi teoría es cierta. Me haríais muy feliz.