Papeleo
¿Quién no ama ese adorable mundo que es la burocracia? Hacer cola, fotocopias, ir tres veces al mismo sitio porque los funcionarios no se aclaran con lo que tienes que entregar...
Mi último contacto con este fantástico universo fue hace un par de semanas, cuando tuve que pasar una mañana entera correteando de un edificio público a otro para entregar impresos. Una mañana interesante.
Primera parada: Oficina de Empleo.
Objetivo: Darme de alta en el paro.
La Oficina de Empleo es como una pescadería. Entras, coges número en una maquinita de ésas que escupen tickets, y te sientas a esperar a que te llamen. Cutre pero eficaz, ¿no? Pues no. Bueno cutre sí, que a ratos tienes que hacer memoria para saber si ibas a buscar un documento o medio kilo de merluza congelada; pero la eficacia se evapora en el momento en que se escucha:
- ¿Quién vaaaa?
¿Cómo qué quién va? ¿Para qué leches he cogido yo el papelito éste con un número?
- Eh... Tú llegaste antes que yo, ¿no?
- No sé, ¿tú qué número tienes?
- El 64.
- Ah pues sí que he llegado yo antes porque tengo el 62...
- ¡Espera que yo tengo el 61!
Mientras tanto otra funcionaria en el mostrador de al lado:
- ¡72! ¡73! ¡74!
Por lo visto he salido de la pescadería y me he metido en el Bingo.
- ¡Pero qué dice setentaytantos si aquí estamos por el sesenta!
- ¡Aaaah! ¡Pues el 60 que pase por aquí!
Qué desastre. Pero bueno, conseguí mi prueba de que estoy en el paro y me largué de allí todavía escuchando gritos a mi espalda. Primera misión cumplida.
Segunda parada: Edificio de la Seguridad Social.
Objetivo: Conseguir mi informe de vida laboral.
El edificio de la Seguridad Social. Voy a ver si me dejan irme a vivir allí. La entrada es un jardín súper-Zen, con piedras redonditas blancas y limpias (¿cómo puede estar limpia una piedra?) y un árbol en forma de bonsai. El edificio tiene cristaleras por todas partes, y para entrar hay que cruzar una de esas puertas giratorias automáticas que hay en los hoteles de lujo. Dentro, un segurata guapísimo comprueba que no soy una terrorista y después una chica encantadora me da toda la información que necesito. Esto no es hacer papeleo en España, me han dado el cambiazo en algún momento y no me he enterado. Habrá que disfrutarlo mientras dure. La chica encantadora me manda a unas mesas con teléfonos y me dice que pida allí mi Informe de Vida Laboral. No sé muy bien de qué está hablando pero voy para allá.
Cartelito: "Descuelgue el auricular y siga las instrucciones". Tela. De la pescadería al Bingo y del Bingo a Matrix. Descuelgo.
"Bienvenido al servicio de obtención del Certificado de Vida Laboral. Por favor, identifíquese utilizando a) Su nombre y apellidos, ó b) Su número de la Seguridad Social."
El prodimiento es rápido y sencillo, de verdad, es complicado equivocarse. Aun así, cuando abandono la zona de los teléfonos veo a una mujer de pie, con cara de enfado y frustración ante la evidente falta de sentido común que ha llevado a la organización a sustituir a personas de verdad por voces ligeramente robotizadas al otro lado de una línea telefónica.
Qué maravilla de sitio. Espero que todos los edificios de la administración pública acaben siendo así. Me voy con el objetivo alcanzado y feliz como una perdiz.
Tercera parada: Ayuntamiento.
Objetivo: Obtener un certificado de empadronamiento.
El Ayuntamiento es un lugar espantoso. Todo es tétrico y oscuro. En el rellano, tres hombres: un agente de seguridad de pie, un hombre metido en una garita y otro más por ahí pululando que no se sabe muy bien a qué se dedica.
- ¡Hola! ¿Es aquí donde tengo que pedir el certificado de empadronamiento de Castilla y León?
- No -el segurata- Eso es en Iscar Peyra.
Veo algo raro. El de la garita pone cara de circunstancia. Algo me dice que me voy a arrepentir de ir a Iscar Peyra. Voy a hacer tiempo un poco a ver si averiguo qué pasa.
- Ummm... Iscar Peyra... -miro al infinito-.
- Sí, según sales, tienes que tirar por...
- Pero si sólo quiere el certificado de empadronamiento -el de la garita-, lo tiene que pedir aquí.
- ¿Ah, sí?
- No, es en Iscar Peyra; vas por esta calle...
- El señor dice que aquí me dan el certificado...
- Que no, que es en Iscar Peyra, mira, tiras por aquí...
- Que si sólo es el certificado de empadronamiento aquí te lo dan.
Silencio.
- Ah, pues claro, si es sólo el certificado aquí te lo dan.
Sin comentarios.
Entro. El Ayuntamiento, según vas entrando se va haciendo más horrible. La "oficina" donde tengo que pedir el documento consiste en una habitación desolada, con las paredes cubiertas por taquillas viejas llenas de óxido, y al fondo una barra destartalada. Tengo miedo. Quiero volver al jardín Zen.
Aunque todo hay que decirlo, el sitio era un espanto, pero me atendieron rápido y más o menos bien. A lo mejor voy a tener que dejar de quejarme del funcionariado español.
Si me dejan ir a hacer yoga al jardín de la Seguridad Social, me dejo de quejar para siempre. De verdad.
Mi último contacto con este fantástico universo fue hace un par de semanas, cuando tuve que pasar una mañana entera correteando de un edificio público a otro para entregar impresos. Una mañana interesante.
Primera parada: Oficina de Empleo.
Objetivo: Darme de alta en el paro.
La Oficina de Empleo es como una pescadería. Entras, coges número en una maquinita de ésas que escupen tickets, y te sientas a esperar a que te llamen. Cutre pero eficaz, ¿no? Pues no. Bueno cutre sí, que a ratos tienes que hacer memoria para saber si ibas a buscar un documento o medio kilo de merluza congelada; pero la eficacia se evapora en el momento en que se escucha:
- ¿Quién vaaaa?
¿Cómo qué quién va? ¿Para qué leches he cogido yo el papelito éste con un número?
- Eh... Tú llegaste antes que yo, ¿no?
- No sé, ¿tú qué número tienes?
- El 64.
- Ah pues sí que he llegado yo antes porque tengo el 62...
- ¡Espera que yo tengo el 61!
Mientras tanto otra funcionaria en el mostrador de al lado:
- ¡72! ¡73! ¡74!
Por lo visto he salido de la pescadería y me he metido en el Bingo.
- ¡Pero qué dice setentaytantos si aquí estamos por el sesenta!
- ¡Aaaah! ¡Pues el 60 que pase por aquí!
Qué desastre. Pero bueno, conseguí mi prueba de que estoy en el paro y me largué de allí todavía escuchando gritos a mi espalda. Primera misión cumplida.
Segunda parada: Edificio de la Seguridad Social.
Objetivo: Conseguir mi informe de vida laboral.
El edificio de la Seguridad Social. Voy a ver si me dejan irme a vivir allí. La entrada es un jardín súper-Zen, con piedras redonditas blancas y limpias (¿cómo puede estar limpia una piedra?) y un árbol en forma de bonsai. El edificio tiene cristaleras por todas partes, y para entrar hay que cruzar una de esas puertas giratorias automáticas que hay en los hoteles de lujo. Dentro, un segurata guapísimo comprueba que no soy una terrorista y después una chica encantadora me da toda la información que necesito. Esto no es hacer papeleo en España, me han dado el cambiazo en algún momento y no me he enterado. Habrá que disfrutarlo mientras dure. La chica encantadora me manda a unas mesas con teléfonos y me dice que pida allí mi Informe de Vida Laboral. No sé muy bien de qué está hablando pero voy para allá.
Cartelito: "Descuelgue el auricular y siga las instrucciones". Tela. De la pescadería al Bingo y del Bingo a Matrix. Descuelgo.
"Bienvenido al servicio de obtención del Certificado de Vida Laboral. Por favor, identifíquese utilizando a) Su nombre y apellidos, ó b) Su número de la Seguridad Social."
El prodimiento es rápido y sencillo, de verdad, es complicado equivocarse. Aun así, cuando abandono la zona de los teléfonos veo a una mujer de pie, con cara de enfado y frustración ante la evidente falta de sentido común que ha llevado a la organización a sustituir a personas de verdad por voces ligeramente robotizadas al otro lado de una línea telefónica.
Qué maravilla de sitio. Espero que todos los edificios de la administración pública acaben siendo así. Me voy con el objetivo alcanzado y feliz como una perdiz.
Tercera parada: Ayuntamiento.
Objetivo: Obtener un certificado de empadronamiento.
El Ayuntamiento es un lugar espantoso. Todo es tétrico y oscuro. En el rellano, tres hombres: un agente de seguridad de pie, un hombre metido en una garita y otro más por ahí pululando que no se sabe muy bien a qué se dedica.
- ¡Hola! ¿Es aquí donde tengo que pedir el certificado de empadronamiento de Castilla y León?
- No -el segurata- Eso es en Iscar Peyra.
Veo algo raro. El de la garita pone cara de circunstancia. Algo me dice que me voy a arrepentir de ir a Iscar Peyra. Voy a hacer tiempo un poco a ver si averiguo qué pasa.
- Ummm... Iscar Peyra... -miro al infinito-.
- Sí, según sales, tienes que tirar por...
- Pero si sólo quiere el certificado de empadronamiento -el de la garita-, lo tiene que pedir aquí.
- ¿Ah, sí?
- No, es en Iscar Peyra; vas por esta calle...
- El señor dice que aquí me dan el certificado...
- Que no, que es en Iscar Peyra, mira, tiras por aquí...
- Que si sólo es el certificado de empadronamiento aquí te lo dan.
Silencio.
- Ah, pues claro, si es sólo el certificado aquí te lo dan.
Sin comentarios.
Entro. El Ayuntamiento, según vas entrando se va haciendo más horrible. La "oficina" donde tengo que pedir el documento consiste en una habitación desolada, con las paredes cubiertas por taquillas viejas llenas de óxido, y al fondo una barra destartalada. Tengo miedo. Quiero volver al jardín Zen.
Aunque todo hay que decirlo, el sitio era un espanto, pero me atendieron rápido y más o menos bien. A lo mejor voy a tener que dejar de quejarme del funcionariado español.
Si me dejan ir a hacer yoga al jardín de la Seguridad Social, me dejo de quejar para siempre. De verdad.
¿Qué quieres que te diga? Que odio el mundo de la burocracia como todo el mundo. Este año tengo que hacer la renovación del DNI —algo inútil, si me lo preguntas, porque luego lo tengo que volver a hacer dentro de dos años y bueno, como que me convendría más y les convendría más a ellos dejar el mundo como está hasta dentro de dos años—, y el año entrante tengo que hacer la renovación del certificado de discapacidad. Odio la burocracia.
ResponderEliminarLa descripción que haces de lo que constituye el interesante mundo del papeleo… se magnífica exponeicalmente cuando llegas aquí, a Córdoba, mi querida Córdoba de la Nueva Andalucía. La municipalidad es un desastre, y no falta ocasión en que el funcionario que te atiende con cara de "¿por qué me vienes a molestar en mitad de mi aperitivo de media mañana?" te pida cosas extraordinariamente salidas de lo habitual y que (siempre por algún motivo completamente inexplicable) se ha olvidado de mencionar con anterioridad. Sacar fotocopias y hacer filas… Eso es la burocracia.
Me ha gustado la expresión "de la pescadería al bingo, y del bingo a Matrix". Y me ha gustado la descripción del jardín que mencionas, también me han dado ganas de establecer residencia allí XD Eso sí, como ambiente más evocador y lleno de ese aire gótico que tanto me gusta, creo que la mejor descripción es la del ayuntamiento.
Quizás se deba más a que he leído (y estoy comentando) la entrada casi en mitad de un sueño, pero no he entendido del todo el término "darme de alta en el paro". ¿Quieres decir que has certificado que estás en el paro o que has certificado que has dejado de estar en el paro? Tomando en cuenta la misión que tuviste en los jardines Zen, creo que la interpretación más probable es la segunda; pero en serio, desconfío grandemente de mis capacidades cognitivas en estos momentos.
Me gusta demasiado el noble arte de quejarme como para abandonar tan sana, entretenida y didáctica práctica XD
P.S. Referido al primer punto (el de la renovación de DNI). Lo cierto es que temo muy seriamente por los cambios que ha introducido la "brillante" Cristina Kichner y sus nuevos métodos para organizar los Documentos de todo el país.
P.P.S. El cabello ha vuelto a crecer, con lo que ya no se nota el estrepitoso corte. Te tomaré la palabra y buscaré otra peluquería. Oh, y, por cierto, no se han emitido comentarios despectivos sobre el particular, así que me siento satisfecho XD
P.P.P.S. Anotaciones mentales:
• No debo comentar y leer entradas cuando tengo tanto sueño.
• ¿Qué manera de haber letras p seguidas por puntos, no?
Que sí, comentalo todo cuando estés medio dormido, que es muy divertido xD
ResponderEliminarCuántas cosas:
1. ¿Lo del certificado de discapacidad cómo va? ¿Tienes que ir cada 5 años a demostrar que sigues siendo cojo/ciego/etc. y que no estás timando al estado o algo así? Nunca me lo había planteado...
2. Lo que dices del aperitivo, aquí suele ser más "tendríamos que ser cinco pero sólo estoy yo porque mis compañeros están tomándose un café. Desde hace hora y media".
3. Dices que prefieres el Ayuntamiento porque no lo has visto. Aunque para rodar una peli de miedo igual no es mal escenario.
4. Tenía que certificar que efectivamente estaba en el paro. El informe de vida laboral sólo hablaba de trabajos de hace unos años (de esos cutres que duran un día).
5. Aquí los cambios con el dni también sonaban fatal, pero al final ha sido un buen cambio. Ten esperanza que igual no sale tan mal.
6. Me alegro de que tu pelo vuelva a tener la pinta que quieres :D
Bueno, no estoy medio inconciente como cuando escribí ese comentario, pero sí estoy algo cansado. ¿Sirve? XD
ResponderEliminar1- En efecto, hay que certificar cada cuatro, en Argentina, años que uno sigue siendo ciego/sordo/lo que sea. En mi caso es el primero, pero sí, es algo que verdaderamente carece de sentido. En fin.
2- Tomando en cuenta que escribiste el comentario a las tres y media de la tarde... ¿Conjugaron el almuerzo con el café?
3- ¡Por supuesto! Ya me he pensado un par de guiones para un buen cuento de terror al estilo Lovecraft, aunque vamos, nadie podrá superar a Poe en La caída de la casa Usher ni a Bradbury en Usher II. Por Dios, que capos... (1)
4- ¿La beca en la empresa no cuenta como actividad laboral actual?
5- Soy demasiado paranoico como para no pensar en que Cristina Kichner quiere renovar los DNIs con el pérfido motivo de vendernos a los extraterrestres con una numeración que no dependa exclusivamente de el sistema anterior. Estoy seguro de que está intentando tenernos más apretados a su horroroso plan de manipulación neocomunista para luego entregarnos a una raza superior como si fuéramos ganado. No me hagas caso, tengo un excedente de Expedientes secretos X, así que es normal esto. Eso sí, si algún día desaparezco, busquen los mensajes secretos en los periódicos y revistas, como el prota de Una mente brillante.
(1) Capo: sust. sing. mc. Devenido del lunfardo bonaerense, mezcla entre el italiano y el español. Dícese de la persona que es maestra o tiene gran habilidad en una determinada acción, deporte o especialización. Refiérese a alguien grande, un Maese en determinada rama o área. Designa a alguien grandioso o referencial en un área específica. Ejemplos: 1- Carlos Gardel es el capo del tango. 2- No cabe duda que no hay más capos como él en esta universidad. 3- (este ejemplo es el que menos me agrada poner, sobre todo teniendo en cuenta la proximidad de las fechas más aborracibles para mí, pero bueno). Diego Maradona, el capo de la pelota. 4- El capo de la mafia, a él no se le escapará absolutamente nada. 5- El gran capo de la química, el que de verdad la tenía bien clara, fue y será siempre Lavoisier.
Mmmm... la burocracia y el funcionariado son como una gota malaya
ResponderEliminarNicolás, ¿ceguera total? Eso entra en conflicto con lo que he entendido con algunas cosas que has dicho...
ResponderEliminarPor otro lado, la beca laboral sí cuenta como empleo (o algo así); la cosa es que el papeleo era para esa beca (con cuatro meses de retraso, qué organización, ¿eh?).
Si vienen a buscarte los extraterrestres y llegan a llevarte a algún planeta lejano, quiero una postal :D
dEsoRdeN en eso estamos todos de acuerdo... lo que cuento en este post es de las mejores experiencias que he tenido con el funcionariado, así que imagínate cómo han sido las demás xD
Escribiendo desde el planeta Marte:
ResponderEliminarBien, por lo visto los extraterrestres se han enterado de que yo conocía todo su plan (no sé cómo lo hicieron, tenía un escudo anti-satelital puesto en la cabeza para que no detectaran mis pensamientos), y se han dado prisa en capturarme, no vaya a ser que contagie a más gente de lo que ellos denominan "alucinación". Eso sí, el planeta Marte no es como lo imaginábamos. No. No hay nada rojo, todo es blanco; no hay nada rocoso ni lleno de tierra, todo está recubierto con almoadas muy mullidas y suaves; y los marcianos no tienen ninguna anomalía propia de una especie extraterrestre (léase siete ojos, o dos cabezas, o la piel morena o cualquier otra cosa que pueda verse en cualquier otra película/novela/cuento/antología de cuentos). Eso sí, van vestidos de bata blanca y siempre me miran con expresión triste. Pero estoy seguro de que podré escapar de esta base de reclusión para tomar un cohete pirata hacia la Tierra.
Bueno, digamos que no me dejan ir hasta la oficina postal para extraer una postal, pero... ¿la descripción equivale? Tú tranquila, Key, estoy seguro de que volveré a la Tierra y llevaré conmigo un simbionte para analizar su composición y ver si es verdad eso de que cuando a un extraterrestre se le lanza agua se comienza a desintegrar.
Lo único que falta agregar para dejarla bien completa (y recordar al querido Bugs) es: ¡Duck Duggers, en el siglo XXIV/V! "XXIV/V" es la forma en que, me supongo, se habrá escrito "siglo veinticuatro y medio" en el guión de la Warner, porque no tengo constancia de números racionales con los números romanos.
A ver, sí que puede entrar en conflicto, principalmente porque hay muchas cosas por detrás. No se puede decir que tenga ceguera total, pero sí es cierto que el pequeño resto visual que tengo no me sirve para desenvolverme libremente y sin ayuda en los ámbitos en que estoy. Me explico. Nací vidente, pero con propensidad al desprendimiento de retina y con una graduación muy alta de miopía. Causa va, vuelta del destino viene, a los ocho años se me desprendió la retina del ojo derecho (del cual, por cierto, no veía casi nada, pues el nervio del ojo derecho estaba casi muerto). Lograron que el ojo no se deteriorara más, lo que es de agradecer, pero quedó como una triste anécdota. Luego tuve una serie de operaciones menores en ese mismo ojo (cataratas, movimiento del aceite de silicona). A los doce años, no obstante, se me desprendió la retina del ojo izquierdo, y aunque la operación fue un éxito... bueno, digamos que por una muy mala jugada de la vida, tuve que volver a operarme. Esta segunda operación (también de desprendimiento) no fue lo que se dice "un éxito", y dos meses más tardes, por causa de fibrosis en la retina y de la ruptura de vasos sanguíneos, la retina se volvió a desprender. Esta tercera operación fue en agosto del dos mil seis, y era la vencida. Me pusieron un aceite de silicona como última opción que mantendría la retina en su lugar hasta que esta se fortaleciera. Los primeros tiempos vi bien (todo lo bien que se puede ver con ese aceite allí dentro), pero desde entonces he ido perdiendo la capacidad visual y he ido pasando por otras salas de operaciones. Cataratas, extracción de fibrosis, otro desprendimiento del ojo derecho (que, por cierto, necesita una córnea)...
ResponderEliminarEsta semana he estado en mi (entre los dos ojos) décima operación, aunque esto ha sido más una cirujía ambulatoria. De las diez operaciones, en siete estuve totalmente dormido (seis con anestecia total y una con un calmante que dormiría a un elefante de troposcientos kilos).
Como en el certificado de discapacidad no pueden poner todo lo anterior, directamente han puesto ceguera total y a otra cosa mariposa.
Conservo muchos recuerdos visuales de mis primeros doce años, pero estos aparecen bajo una luz distinta a causa de los anteojos y de todas las cosas. Llegamos hasta el día de hoy y... Vale, no podemos decir que mi vida sea la más normal del mundo, pero he aprendido muchas cosas, y lo primero que aprendí, aparte de una lección fundamental, es que nada es normal, no existe lo común. No asisto a clases (rindo libre), estoy algo chiflado, tengo mañas de viejo, tengo tendencia a la ironía y a la falta de respeto de las entidades públicas y del sistema, y odio, en general, a los políticos. Te he abierto una ventana a mi vida, podríamos decir. Eso sí, no sé bien en qué puntos te has basado para decir que algunas cosas que he dicho te han indicado lo contrario.
El ordenador y estas cosas las manejo con el Jaws (sintetizador de voz), la verificación visual la uso con el cabsha de audio, ando preguntando si las imágenes que intento poner en el salón se ven bien y trato de aplicar toda la imaginación posible para las cosas en donde el recuerdo visual no alcanza.
Yo no soy nada organizado, así que tranquila por el retraso de cuatro meses.¡Elen síla lumenn omentielmpo!
P.S. Así como un comentario aparte, y ya más centrado en mi despedida, se puede decir que eso es una de las cosas que más añoro, las estrellas. A veces pienso que no las vi suficientemente, y he ahí otra gran lección que aprendí: sólo apreciamos la belleza de las cosas simples cuando nos percatamos de que están allí. Pero he tenido que aprender otra gran lección: tener esperanza, y mantener esta esperanza con terquedad y obstinación.
Bueno, Nicolás, te nombro informador oficial acerca de la accesibilidad del blog. Siempre he pensado que si pasaban ciegos/daltónicos/personas-con-cualquier-problema-de-visión-en-general por aquí y la plantilla era un desastre, o por lo que fuera no podían entender bien los contenidos, yo no me iba a enterar... así que si hay algo en el blog a lo que tú no puedas acceder, me avisas y lo miro (hazlo por las personas con mil dioptrías que vayan a pasar por aquí en un futuro). Con las viñetas supongo que no hay solución posible, pero el resto intentaré que sea accesible para todo el mundo.
ResponderEliminarp.d. Lo que se me hacía incoherente era el tema del pelo. Comentaste una vez que con el corte de pelo que te habían dejado tenías una pinta horrorosa; cosa complicada de saber si no puedes verte en un espejo. Ahora ya lo entiendo todo :D
p.d.2 Los señores no llevan bata blanca, son de color azul y tienen nueve brazos en realidad... sólo que te han dado alucinógenos para que veas lo que ellos quieren. Típico de los extraterrestres; ya se cansarán y te mandarán a casa.
Como no les he parado de hablar todo el rato de Sherlock Holmes, de la importancia que tienen las fases lunares para la incidencia de cómo tirar la basura y de cómo es el mecanismo de los relojes de arena me han soltado antes de lo que todos imaginaban. ¡Tierra, temblad, sigo suelto! Una vez alguien me dijo: "Si a vos te llegan a secuestrar te sueltan en menos de lo que canta un gallo". Vamos, que para algo me tenía que servir la bocota XD
ResponderEliminarAcepto con honor el título concedido. —Se inclina para recibir el toque del báculo real y vuelve a ponerse de pie—. Con valor y disposición aceptaré esta tarea... y el resto de cosas que me escribí en el discurso este que tengo aquí en el bolsillo.
Vale, te avisaré de las cosas que no se puedan leer o que sean inaccesibles (al menos para el Jaws). No sé bien a qué te refieres con "viñetas", porque quizás es otro término para la misma cosa pero yo no pueda identificar el sinónimo. Con todo, tranquila que hasta se pueden leer las etiquetas de las entradas, tu perfil y todo el archivo, así como el pequeño buscador de arriba, los encabezados, las fechas y todo lo demás.
Y sí, para esas cosas ayuda mucho el recuerdo visual y gran parte táctil. Y ahora que lo pienso, creo que XXIV y medio debe escribirse así, "XXIV y medio", porque no encuentro otra forma más coherente XD Dios mío, me sorprendo de ver lo que puedo llegar a pensar. Así no resulta extraño que los extraterrestres me hayan soltado.
No te confíes que los extraterrestres pueden volver.
ResponderEliminarCon viñetas me refiero a cosas como la que puse en la entrada "Demasiado Tarde"; dibujitos, básicamente... pero me vale para cualquier imagen. Tengo que mirar si puedo poner etiquetas en las fotos para que se sepa qué contienen.
Gracias por la cooperación, así me gusta :D