Gritos en la noche
No quiero que os aburráis de tanta crítica y os vayáis, así que os voy a contar lo de cuando fui a una boda y convencí sin querer a una chica a la que acababa de conocer de que alguien había entrado en casa a matarnos a las dos.
El mes pasado nuestra estimada Naar decidió rendirse ante la evidencia y casarse con su fabuloso novio.
La ceremonia se tenía que haber celebrado en mayo, pero desafortunadamente en mayo estábamos todos ocupados intentando que el planeta dejara de parecer el set de rodaje de una peli de terror, así que se movió todo el asunto a agosto.
Como afortunadamente atrás quedó la era en la que hacías una amiga por internet y al final resultaba ser un señor de cincuenta años con intenciones de encadenarte en el sótano, tras años de amistad basada en leernos mutuamente y en cafés esporádicos en Madrid, Naar me dice que si voy a ir a su boda o qué pasa aquí.
Y a ver, yo soy muy responsable, en serio, y meterse en una boda durante una pandemia mundial entiendo que no es ideal y bla bla, pero de verdad os digo que a estas alturas estoy TAN HARTA del aislamiento y la falta de contacto humano que rechazar la invitación me resulta equivalente a que me tengan que internar en una habitación blandita.
Así que digo que sí.
Como la celebración es en Madrid y yo ahora mismo vivo en Salamanca (me acabo de volver de Londres), evidentemente voy a tener que encontrar un sitio en el que dormir el viernes y el sábado (la boda es el sábado). Por suerte para mí una amiga de Naar, a la que llamaremos Faerie por consistencia con su cuenta de twitter, ha alquilado un piso para tres personas pero las dos chicas que originalmente iban a quedarse con ella han tenido que cancelar. Así que, suponiendo que Naar no invitaría a su boda a una psicópata, digo corriendo que sí, que yo me quedo en esa casa también.
Estas cosas son una quiniela, ¿vale? Faerie puede convertirse en una amiga instantánea o ser una muchacha insoportable con la que no puedo estar más de tres minutos seguidos, pero HEMOS VENIDO A JUGAR así que después de hablar un par de veces con ella por mensajes me voy a Madrid confiando en que esta chica no me mate mientras duermo.
Tras un montón de gestiones bastante accidentadas con las que a Faerie le toca lidiar, nos cambian de piso por una "avería" en la dirección original y acabamos en un piso bastante cuqui pero minúsculo, en el que ni siquiera hay tres camas de verdad, sino que hay una cama normal, un sofá-cama y una cama supletoria (necesitamos tres camas; otro amigo de la novia se nos va a unir el sábado y dormir con desconocidos en medio de una pandemia parece una idea mejorable), así que, tras irnos a un súper a comprar una cantidad desproporcionada de chocolate, lo primero que hacemos es decidir cuál es la peor cama de las tres para, obviamente, endosársela al pobre incauto que llega mañana.
Tras mucha deliberación, Faerie prefiere la cama supletoria por no sé qué del tipo de colchón, y yo me quedo con la única cama de verdad que tiene el piso, y así podemos compartir habitación y utilizar el sofá-cama como sofá-sofá hasta que llegue el tercer inquilino.
Afortunadamente Faerie está como una cabra pero del tipo divertido y no del tipo no-me-quedaría-sola-con-ella-en-una-habitación-con-cuchillos, nos llevamos estupendamente y la tarde transcurre en un ambiente de lo más entretenido.
Pero a medianoche, ya planteándonos irnos a dormir, nos damos cuenta de que una vecina está dando unas voces espantosas desde el patio.
Nos asomamos por la ventana y vemos a la vecina, borracha como una peonza, cenando con varios amigos suyos que apenas hablan porque no hay forma de conseguir que se calle. Ella habla y habla y ellos asienten.
Faerie y yo discutimos un rato sobre las posibilidades reales de que consigamos dormir con una señora chillando debajo de nuestra ventana y procedemos a:
1. Asomarnos a la ventana a decirle muy amablemente a la señora que por favor cierre el pico para que podamos dormir
2. Ser absolutamente ignoradas por la señora
3. Llamar a la policía
4. Ser absolutamente ignoradas por la policía
5. Rendirnos
6. Llamar por teléfono a Naar en una suerte de despedida de soltera virtual para que nos entretenga, porque decidimos que si nosotras no podemos dormir su responsabilidad como anfitriona es no dormir tampoco
Después de estar en una videollamada un montón de rato, hacia las dos de la madrugada nos damos cuenta de que la señora que chilla ya no chilla.
¿Se ha ido a dormir?
¡¿Podemos irnos a la cama?!
Al fin visualizando la posibilidad de dormir lo suficiente como para no quedarnos fritas en un rincón del restaurante al día siguiente, nos vamos a la cama.
Faerie - Oye por cierto, yo me desvelo en seguida, igual te mueves un poco y me despierto, así que si ves que me he levantado tú no te agobies.
Oh intentaré no hacer ruido entonces.
Nos vamos a dormir.
Y ahora os tengo que explicar una cosa.
De unos cuantos años para acá me pasa una cosa a veces cuando duermo. En algún momento del sueño intento hablar y no puedo. Entonces me pongo nerviosa (en el sueño) e intento hablar con más fuerza. Como sigo sin poder, lo intento más fuerte. Así hasta que al fin lo consigo, cosa que sucede porque estoy hablando de verdad. O sea ya no en el sueño, sino en el mundo de los vivos, estoy diciendo algo. Si lo intento y lo intento y no puedo, el esfuerzo va siendo cada vez mayor hasta que para que cuando lo consigo estoy ya gritando. Esto me suele pasar cuando tengo una pesadilla.
A que no os imagináis qué pasa a continuación.
No sé qué estoy soñando porque la idea se va de mi cabeza en cuanto abro los ojos, pero sé que es una pesadilla súper turbia. Lo estoy pasando fatal. De ahí que intente gritar, no pueda y lo intente más fuerte. Siga sin poder y lo intente más fuerte aún. Total:
5:05 de la mañana
¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHH!!!!!!
Incluso medio inconsciente me doy cuenta de que el berrido que acabo de soltar es aterrador, generado por prácticamente el 100% de mi capacidad pulmonar. De lo que no me doy cuenta es de por qué estoy gritando y de que una chica de sueño ligero a la que acabo de conocer está durmiendo a dos metros de mí.
Faerie se despierta en medio de mi alarido y su respuesta es tan inmediata como obvia:
Y seguimos:
Yo:
¡¡¡AAAAAAAHHHHHH!!!
Faerie:
¡¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHHHH!!!!
Las dos:
¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!
Me incorporo en la cama todavía gritando y me empiezo a dar cuenta de lo que está pasando, de que no hay peligro real y de que a esta chica le va a dar un ictus por mi culpa.
Yo - IT'S FINE IT'S FINE IT WAS A NIGHTMARE WE'RE FINE
NO ESPERA DÓNDE ESTOY ESE IDIOMA NO ES
Yo - NO PASA NADA ERA UNA PESADILLA LO SIENTO NO PASA NADA
Faerie me mira desde su cama emanando, obviamente, una ola de terror y confusión.
Yo - Uf qué horror madre de dios qué susto LO SIENTO.
Faerie - Nada qué dices, ¿estás bien?
Y nada, tuvimos que estar como quince minutos cogiendo aire antes de poder irnos a dormir otra vez porque NO VEÁIS QUÉ MIEDO. Ahora me acuerdo de las dos gritando por turnos y me parto, pero en el momento lo pasamos fatal.
Por fortuna Faerie es una mujer con clase y no me ha echado en cara este asunto ni una vez. Y también ha creado un hilo colaborativo de gritos en twitter, por si os queréis desahogar.
Y hasta aquí vuestro descanso del 68SSIFF, en breve vuelvo con más críticas.
conste que me he leído todas las críticas a las pelis, pero para comentar en condiciones tengo que encender el ordenador y abrir la sesión de blogger y recordar la contraseña y.... mueeeg
ResponderEliminardicho esto, esta entrada lo merecía. Recuerdo aquella época en la que todo lo absurdo que me pasaba pensaba "bueno, al menos da para post". no sé por qué dejé de hacerlo, era terapeútico y divertido, como este post. La verdad es que ya me hizo gracia en el momento, pero ahora más aún. visto desde fuera es divertidísimo, igual desde dentro fue algo más extraño pero aún así.
Y de nuevo, mil gracias por venir. al final no fue tan mala idea casarse en mitad de una pandemia.
Un beso!!!
Yo estoy respondiendo tres meses tarde a los comentarios porque blogger no me dejaba logearme con mi usuario así que te comprendo fuerte.
EliminarDesde dentro dio mogollón de miedo pero visto a posteriori me parece muy gracioso también, la verdad. Tu boda salió bien y nadie se contagió así que yo creo que sí fue buena idea :D
Y no sé por qué nos da pereza escribir a todos. En mi caso es sobre todo porque no me da tiempo a escribir y a hacer vídeos, y me apetece más hacer vídeos, pero hay algo sobre el formato que no sé si sigue funcionando. En cualquier caso si algún día te apetece escribir, tú dale, que es verdad que es terapéutico.
¡Besos!
Ja, ja, ja, ja....
ResponderEliminar:D
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