Estafadoras de Wall Street: bailarinas de guante blanco
El 8 de noviembre estrenan en España Estafadoras de Wall Street (Hustlers, Lorene Scafaria, 2019), una mezcla de géneros con Jennifer Lopez al mando -aunque técnicamente Constance Wu sea la protagonista- que cuenta la historia de un grupo de strippers de altos vuelos que deciden hacer ciertos ajustes a su modelo de negocio cuando la crisis económica empuja a los magnates de Wall Street que conforman su clientela habitual a una austeridad forzada.
Sin mucho rodeo os puedo decir que la película me ha encantado. Esto ha sido en parte por el apartado técnico, que me ha parecido estupendo: las interpretaciones son maravillosas (lo poco que me gusta a mí Jennifer Lopez y aquí está perfecta), su estética a ratos es súper hipnótica, el argumento está bien construido y es primordial pero sin dejar de lado la importancia y profundidad de los personajes, y hasta los técnicos de sonido son dignos de mención por utilizar ciertos recursos que mejoran la atmósfera y dan realismo a la narración; así que todo más que correcto.
Pero al margen de lo técnico, Estafadoras de Wall Street me ha parecido fabulosa porque lo que parece un videoclip largo con Lopez y Wo dando vueltas en una barra americana es en realidad un estudio sobre amistad, familia, economía y límites morales, que nos abre las puertas a un club de striptease en el que las trabajadoras son mujeres inteligentes que están ahí no por desesperación sino porque les gusta el dinero y el glamour (tengamos en cuenta que en un buen club una stripper no es más que una bailarina y gimnasta que lleva poca ropa pero a la que nadie le pone una mano encima). No hay ni un cliché: no hay mensaje anti abuso porque las mujeres tienen el control en todo momento -hay excepciones en las que no voy a entrar, pero todas vienen a cuento-, no se recurre a la sordidez que se suele asociar a este tipo de escenarios, las trabajadoras no compiten entre sí sino que son prácticamente una familia, los desnudos están reducidos al absoluto mínimo y siempre con el propósito de proporcionar realismo, la presencia de drogas es anecdótica y un largo etcétera.
Además tiene ratos muy divertidos (encantadora Lili Reinhart en el papel de Annabelle, que en medio de cada escena estresante se pone a vomitar y a disculparse), incluye papeles pequeños y cameos interpretados por conocidas estrellas de la música (Cardi B, G-Eazy, Lizzo, Usher) y está basada en un artículo real*, que siempre hace el asunto más emocionante.
Total, que la veáis sin duda, que os lo vais a pasar bien.
También os digo que ojalá deshacernos del estigma social de la barra americana, con lo que mola eso.
*El artículo es larguísimo pero muy interesante y podéis leerlo en inglés aquí. De él he aprendido que el título de la película, Hustlers, que significa "estafadoras", es una referencia al significado de la palabra pero también al hecho de que el club en el que se basa la historia real se llamaba "Hustler". Traducido al título español se pierde la doble connotación, pero en inglés está bien traído.
Comentarios
Publicar un comentario