El mundo está lleno de hijos de puta
Ethan me espera en la puerta de una cafetería del centro de Salamanca. Creo que nunca os he hablado de este hombre; hicimos juntos un sufrido proyecto de fin de carrera hace como seis años y desde entonces siempre que voy a Salamanca intento verle para un café o lo que se tercie. Yo - Perdooonaaaaa -le doy un abrazo- . Si llego a saber que iban a tardar mil años en atenderme habría ido otro día a cortarme el pelo. Ethan - Me debes treinta y cinco minutos de tu tiempo -no he tenido a este tío aquí mirando, ¿vale? Replanifiqué con su bendición- . Yo - ¿Llevas media hora deambulando o qué? Ethan - Desde anteayer llevo aquí esperando. Yo - Pues encima llego tarde porque en la peluquería se han pasado tres horas haciendo cosas que yo no les he pedido solo para poder cobrarme más. Estoy súper cabreada. Entramos, pedimos cafés, cañas, pinchos y le cuento mi muy desalentadora experiencia estilística: Entro en una peluquería a las 18.30; una hora antes de mi pl...