Decálogo para viajar en metro sin ganarse una parcelita en el infierno
Vamos a ver, esto qué es.
Yo no viajo mucho en metro porque voy andando al trabajo, pero las pocas veces que estoy cogiéndolo últimamente me estoy encontrando unos percales que no me parecen normales.
Bajo el ingenuo pero a veces cierto pretexto de que hay menos gentuza de la que parece y muchas más personas empanadas o confusas o tímidas de lo que podría uno pensar inicialmente, hoy traigo una lista de normas de comportamiento para viajar en metro. Yo sufro el de Londres, pero esto es internacional.
REGLA 1: Si estás sano y te encuentras bien, cede tu asiento a la mínima oportunidad. Echa un vistazo a tu alrededor de vez en cuando y mira a ver si a alguien le hace falta. Esto dicho así suena muy fácil, pero no lo es. Analicemos los posibles casos.
1. Personas lesionadas
Éstos son fáciles. A éstos se les cede el asiento siempre. No preguntes; levántate y señala tu sitio para que lo cojan ellos. Escayolas, muletas, bastones, o simplemente gente con una pinta muy obvia de encontrarse mal. Ofréceselo y punto.
2. Mujeres embarazadas
Éstas son chungas que no veas, porque es muy difícil saber quién está embarazada y quién solo parece que está embarazada. Atiende, esto es importante: es infinitamente mejor no cederle el asiento a una embarazada que darle a entender a una mujer no-embarazada que parece que lo está. Ante la duda, no te levantes. Yo en estos casos solo lo ofrezco si la fémina de turno lleva algún indicador de que viene con crío dentro (en Londres el TFL te da una chapita en la que pone "¡Bebé a bordo!" para que la lleves cuando vas en metro) o si es realmente muy obvio que eso es un bombo y no un exceso de donuts de toda la vida.
3. Adultos con niños
Igual que con los lesionados, a éstos se les da el asiento sin hacerse grandes planteamientos. Tanto los niños como los padres tienen muchas más posibilidades de estar hechos polvo que tú o que cualquier otra persona que va sin chavales. Déjales descansar.
4. Ancianos
Ésta también es una movida. Cuando entra una señora encorvada, con bastón y claras dificultades para caminar, la cosa está clara, pero con un montón de gente que es más de mediana edad que de la tercera, es muy difícil saber cuándo en lugar de ser amable lo que estás haciendo es gritarles que parece que tienen un pie en la tumba. Mi recomendación es la misma que con las embarazadas: ante la duda, no te levantes. El cansancio de un viaje en metro se cura rápido, el trauma de que te recuerden que pareces mayor -o que lo eres- tarda más en desaparecer.
5. Pasajeros con un potencial evidente para estar más incómodos que tú
Esto incluye gente cargada con bolsas de la compra; con tacones; de camino a su clase de contrabajo; que vienen de correr una maratón. Esto no es más que una sugerencia porque aquí no hay una necesidad real y no es tu problema que esa chica de ahí haya decidido ponerse unos tacones de aguja tan finos y tan altos que serían considerados arma blanca en cualquier juicio, así que obviamente tampoco es tu deber como ciudadano el ocuparte de estos casos; pero no sé, tampoco hay necesidad de ser un rancio. Si no te quedan más que dos paradas y no estás cansado tampoco veo por qué no vas a colaborar un poco para que la chica ésa llegue a su fiesta con energía para bailar un rato.
A mí hace poco se me rompieron las gafas y fui medio a tientas con ellas de la mano hasta casa; un chico vio el percal y me cedió su asiento y le vi -aunque borroso- pendiente de mí hasta que llegué a mi estación. Yo no quiero decir nada pero por menos de eso se han organizado bodas.
Nota: Ya no tiene validez ninguna el ser una mujer a la hora de exigir que alguien te ceda un asiento, y hay quien lo encuentra hasta ligeramente ofensivo. A mí me resulta a la par caballeroso y absurdo, así que entiendo las dos vertientes. Quiero decir, si un hombre me cede el asiento cuando es evidente que no formo parte de ninguno de los cinco grupos descritos, en parte voy a pensar "qué detalle" y en parte voy a pensar "¿te das cuenta de que esto no tiene sentido ninguno, que igual estás tú más cansado que yo?". Pero el caso es que ni hay por qué cederle el sitio a una mujer por el hecho de ser una mujer, ni dicha mujer tiene menos responsabilidad que un hombre a la hora de ofrecer su sitio en alguno de los casos mencionados. Ya sé que es un concepto poco intuitivo, pero afortunadamente se puede ser un caballero y una mujer a la vez.
REGLA 2: Los espacios para equipajes y carritos de bebé son, no te lo vas a creer, para pasajeros que llevan equipaje o carritos de bebé (o para el tío del contrabajo de la regla 1.5). Ocúpalos si quieres mientras no los necesite nadie, pero si aparece un matrimonio con sus gemelos recién nacidos o una familia japonesa con tres trolleys y seis mochilas, quítate de ahí y déjales el espacio, que es suyo.
REGLA 3 : Que alguien sea joven y/o que sea un hombre no significa automáticamente que tenga que cederle su asiento a nadie (ver nota en la regla 1).
Puede que ese chico de 30 años que aparenta estar sano como un manzano venga de su primera clase de taekwondo o de ballet y esté genuínamente preocupado pensando que tal vez haya perdido la sensibilidad en sus piernas para siempre. Puede que la adolescente súper esbelta que está ocupando un asiento haya dormido tres horas porque el perro de su vecina no le ha dejado pegar ojo. Hay gente a la que le duelen cosas que no se ven, tiene cansancios que no se ven, ha tenido un día de mierda que no se ve. No juzgues a una persona en concreto por no ceder su asiento, porque a saber lo que hay detrás. Con estas cosas yo odio internamente al colectivo (¿nadie en todo el vagón se encuentra bien y puede cederle su asiento al señor de ciento siete años que acaba de entrar? ¿En serio?), pero nunca a una persona específica.
REGLA 4: No te pongas a ver vídeos o a escuchar música sin auriculares. Y que todavía tengamos que estar explicando esto.
Esto lo digo con el metro pero vale para todo. Usa auriculares, no me des la brasa con tu música o con tu conversación de Skype. Ten en cuenta que no eres dueño de donde sea que estés.
REGLA 5: Llévate tu basura contigo, no dejes el vagón lleno de tus cafés y de tus envoltorios de Twix. Aquí ya entra también el que haya papeleras, que en algunas ciudades parece que te tienes que comer tu basura, pero bueno, hablo en la medida de lo posible.
REGLA 6: Tu espacio vital termina donde empieza el asiento de tu vecino; esto no es tu salón. No pongas tu mochila en el asiento de al lado cuando el vagón va hasta las trancas. No te sientes metiendo tus rodillas en los asientos que te rodean. No saques los codos por fuera del reposabrazos. Compórtate como un adulto, hazme el favor.
REGLA 7: Deja que los pasajeros salgan antes de entrar tú y no bloquees las salidas. Y no sujetes las puertas para que tu amigo que va corriendo detrás de ti llegue a tiempo de entrar, que los que van dentro no tienen por qué esperar por ti. Plantéate también que si el próximo metro viene dentro de un minuto y tú no tienes prisa igual es mejor esperar en vez de coger aire y espachurrarte entre la puerta y ese señor que ya está sujeto más por la presión de los que le rodean que por sus piernas.
REGLA 8: Ten cuidado. Lamento comunicártelo, pero un sitio en el que resbalarte puede acabar contigo debajo de un cacharro que pesa un par de cientos de toneladas es lo que oficialmente se conoce como peligroso que lo flipas. En Londres hay gente saltando a las vías constantemente, de vez en cuando a algún tarado le da por empujar pasajeros cuando viene el tren y en estaciones muy concurridas no entiendo cómo no hay más accidentes, porque aquello se pone hasta la bandera y un empujón mínimo puede acabar con un drama bastante feo. Así que mira por dónde vas, no hagas movimientos bruscos, mantente cerca de la pared cuando puedas, esas cosas. Y si ves algo que te da mal rollo, considera si puede ser necesario avisar a un trabajador. Estamos todos de acuerdo en que hay mucha más psicosis de la necesaria, pero sí hay ataques terroristas y sí hay zumbados por ahí, así que si te encuentras una maleta abandonada en un vagón o alguna otra cosa sospechosa, avisa.
REGLA 9: Por último, no te cortes a la hora de darle a entender a alguien que está siendo un impresentable. Dile a la que tiene sus bolsas de la compra ocupando tres asientos que quite una porque te quieres sentar. Empuja los codos de tu vecino de vuelta a su asiento si te está invadiendo. Las personas se comportan como unas indeseables porque se lo permitimos; incomódales un poco por lo menos.
Ya está. Portaos bien y feliz viaje.
p.d. Escribiendo este post he descubierto que un decálogo no necesariamente contiene diez puntos, así que mis nueve normas siguen siendo un decálogo. Qué cosas.
p.d. Escribiendo este post he descubierto que un decálogo no necesariamente contiene diez puntos, así que mis nueve normas siguen siendo un decálogo. Qué cosas.
¡Me encanta! Decálogo para todos xD
ResponderEliminarhace años, al salir del trabajo me iba a casa en autobús. tenía un esguince en el tobillo que aún no se me había curado del todo. no llevaba muleta, pero si una gasa de estas que no se ven. y muchos días el autobús estaba hasta los topes y no me podía sentar. :(
ResponderEliminarsí, con lo de las chicas embarazadas puede haber confusión... yo llegué a ver en tiempo real el embarazo de una chica que me gustaba, y eso duele. :P al principio quería pensar que simplemente estaba gordita, pero al cabo de las semanas comprobé que estaba *demasiado* gordita. la cosa no ofrecía dudas.
Lamento tu esguince y tu trauma con la embarazada :( Espero que ahora vaya todo mejor :D
EliminarPues, aunque puedan parecer cosas de sentido común, está muy bien recordarlas de vez en cuando, que cada día estamos más asalvajados.
ResponderEliminarLo de la chapa del "baby on board" me parece una genialidad, porque es cierto que alguna vez me he quedado con la duda de si ceder o no un asiento y, por si acaso, no lo he cedido. Jajajaja. Besotes!!!
¡A que sí! La chapa ésa es la caña. ¡Besos!
EliminarAdoro tu decálogo de nueve puntos y lo suscribo de pe a pa, con la única excepción de que sí que odio a seres específicos. Puro sentido común aplicable a tantísimas otras situaciones cotidianas de convivencia en espacios públicos. Deberían imprimirlo y repartirlo en todas las paradas de metro del planeta (y eso que te ganarías en royalties por derechos de autor...)
ResponderEliminarSí, digo en el metro pero en realidad esto vale para mil sitios. Si me pagan royalties te invito a algo :D
EliminarEl punto 6 me hace gracia al pensar en el Zinemaldi, así que se puede extrapolar, supongo, a otros ámbitos (creo que además lo dices en algún sitio del post): El cine a reventar de gente, uno llega a última hora (siempre corriendo, ya sabes) y buscando sitio... gente que tiene sus cosas al lado, sin estar guardando sitio para nadie. Qué rabia me da que eso me haga estar preguntando a todo pichichi "¿está ocupado?" una y otra vez. Y más rabia, claro, cuando te dicen que no. ¡Que el cine está a topeeee! ¡Que hay gente buscando sitio como locaaaaa!
ResponderEliminarLo que pasa es que el que es un gilipollas en el metro también es un gilipollas en el cine, ya sabes cómo es esta gente. Qué pesados son, de verdad.
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