Belleza acechadora

Hace unas semanas me invitaron a una fiesta de Halloween.

Como no puede ser de otra manera, el día anterior al evento yo aún no tengo nada que ponerme, así que me encuentro deambulando por una tienda gigante que vende todos los disfraces de este mundo.

Atravieso un pasillo lleno de pelucas, sorteo la balda de gorros de bruja y bajo al sótano, donde se supone que hay más material de Halloween para chicas. Vago un poco por la zona hasta que oigo una voz detrás de mí.

- ¡Buenas tardes!

Me giro esperando ver a un empleado, pero en su lugar me encuentro al anfitrión de la fiesta.

Yo - ¡Gadder! ¡Hola!
Gadder - ¡Qué tal! -Sonríe y me da un abrazo de oso. Este hombre siempre te saluda como si no te hubiera visto en ocho meses, aunque hayas estado con él anteayer- ¿Qué tal en Madrid?
Yo - Muy bien, la verdad, me lo he pasado genial -el fin de semana pasado fui a Madrid a cenar con mis compañeros de la facultad y ya de paso a tomar cafés varios con gente que tengo allí-. Oye, la fiesta es mañana y nosotros aquí el día antes, somos un desastre.

Gadder se encoge de hombros y agita las dos cajitas que lleva en la mano. Sangre de mentira y unos colmillos.

Yo - Hombre. Un clásico.
Gadder - Tengo una capa en casa, así que con esto voy bien. ¿Tú qué estás buscando?
Yo - No lo tengo claro. He visto un disfraz de fantasma en internet que está bien, y otro de Eduardo Manostijeras para chica que me gusta, pero me da que tiene buena pinta online y luego va a ser de putón.

Oye, hablemos de este asunto.

¿Por qué todos los disfraces de Halloween parecen estar hechos para que te los quites mientras das vueltas en una barra americana? Perdón, todos no, sólo los de chica, que es lo malo. Si fuera todo el mundo medio en bolas me cabrearía menos el asunto, pero es que encima son sólo los de mi sección. Que no pasa nada porque haya montones de disfraces diseñados exclusivamente para no poder quitarte al pulpo de turno de encima en toda la noche, yo sólo digo que dar algunas opciones para las que queremos ir vestidas tampoco estaría de más.

Gadder me mira con cara de no tener claro cuál es el problema.

Yo - ¿Me ayudas a buscar? ¿O tienes que comprar más cosas?
Gadder - No, creo que con esto estoy; te ayudo.

Vagamos por los pasillos observando el deprimente festival de minifaldas y complementos horteras que nos rodea. Bueno, deprimente para mí. A Gadder todo le parece bien.

Yo - No voy a encontrar disfraz en la vida -Señalo hacia la imagen de una modelo embutida en un minivestido de látex-.
Gadder - Ése. Yo lo veo. Cómpratelo.
Yo - Que no me voy a comprar eso; ayúdame a encontrar algo con lo que vaya medio vestida por lo menos -Gadder despotrica un poco pero me sigue por el pasillo. Decido pedir ayuda a un trabajador porque no veo que esto vaya a ninguna parte-. Hola, perdona, estoy buscando un disfraz de fantasma. Vamos, de espíritu. Un vestido.

Dependiente - Fantasma tenemos uno.

¡Bien!

Yo - ¡Guay! ¿Dónde?
Dependiente - Estaba ahí -señala al fondo del pasillo-. Estaba yo antes guardando unas cajas y de repente he oído un ruido.

No. No, no, por favor. Un dependiente gracioso no, que la fiesta es mañana y yo tengo mucha prisa.

Yo - ¡Ah! Jaja muy bien, ¿y aparte de fantasmas de verdad, tenéis alguno de mentira que me pueda poner?
Dependiente - Lo digo de verdad. He oído un ruido, pero cuando he mirado, no había nadie.

No, en serio. No.

Dependienta - Deja de hacer perder el tiempo a la chica y enséñale los disfraces -esta eficiente joven. Si la venden me llevo tres-.
Dependiente - Bueno... -farfulla algo, pero tiene un acento escocés, o irlandés, o de donde sea, muy fuerte y sólo entiendo como el cuarenta por ciento de lo que dice-. Mira, tienes a esta pirata espectral... este espíritu de época... ¿Te gusta alguno?
Yo - Si pudiéramos encontrar uno con el que no pareciera una estríper estaría genial -percibo un par de miradas de reproche por parte de postadolescentes que es evidente entienden mejor el espíritu festivo de Halloween que yo-.

El tipo me mira y parpadea un par de veces, confuso. Y entonces se le iluminan los ojos.

Dependiente - De cazafantasmas -Sonríe de oreja a oreja y señala la foto de muestra que hay pegada en una caja. La mujer que aparece en la imagen, lejos de llevar ese mono tan guay que llevaba Bill Murray en su día, está metida con calzador en el vestido más ridículamente pequeño de la historia. Qué asco de tío-.
Yo - Ya veo. No.
Dependiente - Que sí. ¿A quién vas a llamar?

A la policía. A la policía voy a llamar.

Yo - Muy bien. Mira, ése está bien -señalo un vestido de espíritu que parece medio decente-. Anda, y tenéis el de Manostijeras de chica, me lo voy a probar.
Dependiente - Vale ¿Una S? ¿O una M?
Yo - Una S, yo creo. Si no entro te pido la siguiente.

Nuestro decadente amigo me da el vestido y huyo al fondo del pasillo, donde he visto antes a otros clientes probándose ropa en un cuarto de baño que tienen por ahí escondido. Una vez en el baño me meto en el tutú gótico lleno de hebillas que es mi disfraz y por unos segundos me emociono, porque es mi talla exacta y eso significa que a lo mejor me puedo largar ya de este sitio. Sólo que... um... ahora que me doy cuenta...

Gadder grita desde el otro lado de la puerta.

Gadder - ¡¿QUÉ TAAAAAL?!

Abro la puerta y asomo la cabeza.

Yo - Mal.
Gadder - A ver.

Abro más la puerta, no sin antes cerciorarme de que detrás de mí no hay ningún espejo.

Gadder me mira en silencio. Otro chico que está por allí estudiando estantes deja de buscar lo que sea que está buscando y me mira también.

Gadder - Madre mía. Cómpratelo. Cómpratelo cómpratelo. Ahora mismo.
Yo - No, verás, es que por delante muy bien todo, pero no puedo darme la vuelta porque se me ve el alma.
Gadder - Creo que debería echar un vistazo para comprobar si tienes razón.
Yo - GADDER QUE HABLO EN SERIO.
Chica desconocida - Oye qué bien queda eso. Yo quiero uno -Observa el tutú, maravillada, claramente imaginando lo fantástica que va a quedar en las fotos-.
Yo - Pero que os lo digo en serio -me estoy dirigiendo a Gadder, la chica, su amiga y el que estaba allí buscando algo, que sigue mirándome fijamente. Un ratito en una tienda de disfraces y ya tengo un montón de amigos nuevos, qué guay-, que si me giro se me ve el culo. Tal cual.
Chica desconocida - Bueno, pero no te mueves mucho y ya está.
Yo - A ver, si no parpadeas, pues igual sí -vuelvo a hablar con Gadder, pero no tengo claro que me esté escuchando en absoluto-. No puedo ir con esto.
Gadder - MADRE MÍA KEY QUÉ BUENA ESTÁS.

No os asustéis. Este tío es italiano, y valga el cliché, los italianos son así. No entienden que hay ciertas cosas que está mal visto en sociedad decir en alto, por mucho que sean positivas. No es el primer italiano que me suelta una de éstas y sospecho que no será el último. Y nos lo dicen a todas, así que no os emocionéis, que no estoy tan buena como la situación sugiere.

Yo - Gracias por tu sinceridad, Gadder, ¿me traes una M? Con esto puesto no puedo salir de aquí -le lleno los brazos de complementos y le empujo suavemente en dirección a donde debería estar el dependiente.

Gadder desaparece por el pasillo, murmurando "madre mía". Pasan un par de minutos y vuelve con la otra talla.

Cabemos cuatro en el vestido.

Yo - Nada, que no. Mi talla era la otra. Me voy a probar el de fantasma que hemos visto antes.

Aquí vienen unos quince minutos tediosísimos que incluyen como yo me pruebo el vestido, me queda enorme, Gadder propone que me compre el de Manostijeras que es mi talla y me lo ponga con unos pantalones o leggins híper tupidos, yo me doy cuenta de que en realidad ésa es una idea bastante aceptable y decido hacerle caso, Gadder se va a la planta de arriba a buscar más complementos para su disfraz mientras yo me quedo con el dependiente pesado, que se pasa un montón de rato buscando mi vestido, y al final, tras lo que ha sido cerca de hora y media de buscar y probarme ropa incómoda en un cuarto de baño cochambroso...

Gadder - ¿Ya lo tienes?
Yo - No.
Gadder - ¿No? ¿Cómo que no?
Yo - ¿Ves la chica que me dijo que el disfraz quedaba muy bien?
Gadder - Sí.
Yo - Se ha llevado el último.
Gadder - NO.
Yo - Sí. Odio Halloween.


Pero bueno, total, sólo tuve que recorrer otras dos tiendas de éstas al día siguiente, viaje de metro incluido, por supuesto, hacer cola para entrar en las tiendas, para pagar, y para respirar casi, gastarme un pastizal en un vestido de ánima al que han llamado "belleza acechadora" -vaya tela-, que tenía cadenas y todo porque los disfraces en este país se los curran un montón, y conseguí ir a la fiesta sin aparentar ser la protagonista de mi propia franquicia de películas porno, cosa que en este tipo de celebraciones es un logro extraordinario. Además nos lo pasamos todos bien, conocí a un porrón de gente, incluida una chica vestida de calabaza que no podía tener una pinta más fabulosa y a un tío que se disfrazó de Brexit porque "qué puede haber más aterrador en una fiesta que está llena de europeos viviendo en Londres" y, salvo el vino que acabó en las paredes, hubo pocos altercados. Así que en general estuvo bien.

Espero que tuviérais un Halloween interesante vosotros también. Si no, avisadme y os mando al dependiente pegajoso para que os anime el año que viene.

Comentarios

  1. Justamente comentaba el otro día con el churri eso mismo; que por qué parece que las mujeres tenemos que disfrazarnos en la versión porno de lo que sea. Aunque vayas de lechuga tiene que ser una lechuga sexy. Y no es que yo sea especialmente vergonzosa pero reconozco que ya no tengo el cuerpo que tenía a los 25. Menos mal que rara vez me disfrazo. Jajaja. Besotes!!!

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  2. en principio no había pillado lo de 'a quién vas a llamar?', pero al clicar en el enlace he salido de dudas. "who you're gonna call? ghost-busters!!". la película y la canción estaban muy de moda en 1985 o por ahí. yo tenía como ocho años entonces.
    era graciosete el dependiente, ya veo. :P

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    1. Yo nací en el 85 pero aún me pilló todo este tema porque es una peli que reponen cada dos por tres. Debería volver a verla un día de éstos. Y sí, gracioso a tope ¬¬

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  3. Hola Key
    Una cosa te digo: espacio minúsculo, chica enseñando el culo y, en tal situación, el tipo se va a por otra talla; o Gabber no es italiano "gambanero" -o cómo se diga patanegra- o empiezo a creer, firmemente, en la evolución de las especies.
    Yo no celebro Jalogüin, pero, si en lugar de al dependiente me pudieses enviar a la que se quedó el disfraz te lo agradecería terroríficamente. Por ver como le queda, que quede claro ¿o se dice oscuro?
    Un saludo, Manu3l.

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    1. Jajajaja a Gadder muchas opciones no le di, pero sí, es gente que te dice cualquier barbaridad pero luego es civilizada, no me puedo quejar. Y la chica del disfraz estaba bastante buena, así que efectivamente, si la vuelvo a ver te la mando por correo o algo. ¡Saludos!

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  4. pereza me da eso de Halloween... (la misma que las castañas y boniatos, básicamente)

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    1. A mí si te digo la verdad las fiestas de disfraces me parecen divertidas, pero cuando todos los disfraces son monos de latex y vestidos de zorrón pues ya me uno más a tu club :/

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