Clubs
Escribo este post con la esperanza de que directores de películas y series del mundo lleguen a leerlo algún día. Quiero llamar su atención para tratar un tema de vital importancia; un escenario habitual en todo tipo de títulos que es retratado con tal falta de realismo que cuando aparece es imposible que el espectador siga prestando atención al hilo argumental que tiene delante porque sólo puede pensar en la extraordinariamente poco creíble de la situación.
Hablo, efectivamente, de las discotecas.
¿Qué clase de lugar mitológico es ése que sale en las películas? ¿Van los fabricantes de productos televisivos a sitios que no se parecen en nada a los que vamos los demás? Ya sé que ellos tienen más dinero, pero una discoteca es una discoteca, por mucho que haya de ricos y de pobres, ¿no? En cualquier caso, por si alguien con afán creativo quiere que uno de las escenas de su nuevo corto sea en un club de moda, le cuento lo que es una discoteca en realidad:
DISCOTECAS EN LA TELE
VS
DISCOTECAS EN EL MUNDO REAL
Punto 1: El volumen de la música
¿Es hablar eso que veo hacer a los actores? Hablar. En un volumen normal. A veces los personajes hasta se susurran cosas. Esto si la película es de ciencia ficción se puede hacer, porque el espectador sabe que es todo mentira, pero si estás intentando hacer algo ambientado en el mundo real, la situación queda no muy creíble. Quiero decir, en el Planeta Tierra, donde no hay alienígenas morados -o se ocultan bien-, que estés de fiesta y puedas decirle algo a alguno de tus acompañantes sin dejarte la garganta en carne viva con cada palabra es tan probable como que entren los Rolling Stones por la puerta y te pidan que cuides de sus grupies mientras ellos dan un concierto improvisado*.
Punto 2: Los chicos ligando
En los clubes de las pelis, un joven guapo y elegante se suele acercar a una chica sexy -pero con clase- para tener una inteligente conversación llena de sutilezas que dirigirán la situación a una glamurosa escena de sexo salvaje. En las discotecas en las que yo he estado esto no funciona exactamente así. En este universo ese tío del rincón que se lleva un pedal espantoso hará un lamentable intento por llevarte a la cama utilizando, en el mejor de los casos, alguna frase prefabricada que haya leído en internet. Si tienes amigos dignos de ser denominados como tal, alguno acudirá al rescate fingiendo ser tu novio o algo por el estilo; si, por el contrario, estás de juerga con gente con la que no tienes una relación tan estrecha, tendrás que rechazarle tú misma y ello derivará, probablemente, en un intento por parte del chico de ligarse a alguna de tus colegas.
Y yo obviamente he sufrido más a chicos que a chicas, pero tampoco faltan las borrachas con el rimmel corrido y una carrera en las medias intentando meterle mano a un chico que tiene a su novia a cuatro centímetros. Estamos en el siglo XXI y ya no es necesario ser un hombre para ser la decadencia hecha persona. La igualdad es divertida.
La gente de fiesta está borracha, señores de Hollywood. Muy borracha. Igual al principio de la noche cuela, pero pasada una hora determinada nadie se acuerda ni de su nombre, y ligar con elegancia en ese estado es complicado.
Punto 3: El espacio vital
La tele opina que puedes bailar a las tantas en un bar, dando vueltas y agitando los brazos como si estuvieras jugando al Just Dance en el salón de tu casa. La vida real discrepa un poco. En ese antro en el que llevas hora y media esquivando gente alcoholizada, tu minúscula área asignada te viene permitiendo moverte un poco al son de la música, sin mucho énfasis para no empotrarte contra el chico que tienes detrás porque si lo haces lo tomará como un incentivo y vendrá a tirarte los tejos (ver punto 2), pero con firmeza suficiente como para que las siete locas que tienes al lado, que están de despedida de soltera y no paran de hacerse selfies, no te roben tu territorio. Mantener tu posición es crucial para no acabar contra la barra luchando por respirar.
Punto 4: Los abrigos
¿Dónde esconden las estrellas de televisión sus abrigos cuando están de fiesta? ¿Hay ropero en todos y cada uno de los locales a los que van? Bailan despreocupados, pendientes únicamente de la pajita de su piña colada. Van a la barra, vuelven, ¡no hay problema! El local es como su casa; no hay líos, no hay peligro. Los humanos de a pie, sin embargo, tenemos que montar turnos de guardia para que en todo momento haya un miembro del grupo al lado de la pila de cazadoras y complementos, y nos pasamos casi todo el tiempo mirando agobiados a esa chica que está un poco demasiado cerca de nuestro bolso.
Punto 5: La iluminación
En el universo cinematográfico los clubes tienen, incluso en el peor de los casos, luz suficiente como para que distingas qué actor está en pantalla en cada momento, cosa que en una discoteca de verdad es básicamente una fantasía. El dueño de ese local tan popular de tu ciudad sabe que pasadas las tres de la madrugada la luz no le va a hacer un favor a nadie; si acaso tendrás rayos verdes de ésos que le provocan ataques epilépticos a la gente, pero de tener luz de verdad te puedes ir olvidando. Situaciones divertidas derivadas de este hecho son el hablar con desconocidos pensando que son tus amigos porque no les distingues la cara y el estar veinte minutos buscando tu bufanda en la descomunal montaña de abrigos que se ha formado al lado de tu grupo (ver punto 4).
Y a ver, que yo lo entiendo, que hay que sacrificar un poco de realismo para que las series y demás tengan mejor pinta. Puede que la peli de turno no se entienda muy bien si los protagonistas tienen que gritarse en la oscuridad entre pilas de abrigos y compartiendo el cachito de pantalla con setenta y cinco personas, pero bueno, me entendéis cuando digo que estas cosas no me resultan nada realistas. Con salir de fiesta en concreto veo tantas cosas antinaturales que me distraigo.
A ver si me hago famosa un día de éstos y me llevan a uno de esos clubes inexistentes.
*No, directores, esto tampoco es normal en el mundo real, por mucho que os empeñéis en las pelis en que a los personajes les pasen cosas guays de ese tipo todo el rato.
tengo mal recuerdo de las pocas veces en mi vida que he ido a discotecas, cuando era más joven, más o menos por las cosas que citas. es imposible tener una conversación con la música a todo volumen (que además, generalmente no era de mis gusto). si había alguna chica del grupo con el que iba que me gustaba y no me hacía caso, iba a pedir una copa para desihibirme o para olvidar la pena del amor no correspondido. y al día siguiente, resaca.
ResponderEliminarYo me empeño siempre en hablar igual (porque no me callo ni debajo del agua, estar en silencio tres horas para mí es un suplicio) así que al día siguiente suelo estar afónica :D No suelo beber así que me libro de la resaca, pero creo que te comprendo. Las discotecas son sitios difíciles.
EliminarNormalmente soy pro-glamour inventado, pero con este tema en concreto lo veo tan excesivo que me desconcentra. En fin, todo sea por tener escenas chachis, habrá que perdonarles.
ResponderEliminarHola Key
ResponderEliminarEstoy demasiado desconectado del mundo Disco pero parece que tu definición y mis recuerdos resultan concurrentes.
De todas formas es que vas a por nota: ir a hablar, esquivar al pesao/pasao, encontrar el ángulo de luz bueno, no discutir con nadie... creo que si triunfas en dos pruebas de estas, pasas de nivel y te meten en la Zona VIP (con derecho a "percha")
Un saludo, Manu3l.
Yo tampoco estoy ya tan puesta, pero por las pocas referencias que tengo de los últimos tiempos parece que no ha cambiado mucho :/
Eliminar¡Saludos!
Bueno, yo soy el tio que deja tirada la cazadora en algun sitio y no vuelve a acordarse de ella hasta la hora de irse. Aunque su tamaño suele llevar una alerta implícita de “No tocar”. De todos modos, no he podido evitar recordar esta frase de tan magnifica pelicula:
ResponderEliminarhttps://youtu.be/j2mamERzDz4?t=64
Ya, así no vale. Vas sin bolso robable y con cazadora gigante. Y sí, el señor mayor tiene razón.
Eliminar¡Besos!
En Blade lo clavan.
ResponderEliminarDiscoteca que provoca ataques epilépticos, musica machacona y repleta de gente a la que quieres matar.
Ya ves. Hace nada estuve yo en un pub con dos tías detrás que no paraban de empujarme. Qué gente más matable.
EliminarHolaaaquetaaal??? Mis amigos del foro y yo pensamos que sería una buena idea pedirle un huequito en su página para debatir sobre sus artículos. No se alarme prometemos no haser mucho ruido e intentaremos no insultar.
ResponderEliminar¡Hola!
EliminarNo tengo claro lo que quieres decir con "un huequito en mi página para debatir sobre mis artículos", ¿te importa escribirme a zapatoalacabeza@gmail.com para que podamos aclarar a qué te refieres?
¡Saludos!
Eso pasa por ir a discotecas los fines de semana y trabajar en horarios estándard; el mundo dEsoRdeNado es más confortable en ese sentido... (demasiado, incluso...). Por qué ningún director retrata la vida de lo salmones que van a contracorriente? Maldita dictadura de las mayorías...
ResponderEliminarEs cierto que en mi ciudad cuando sales los jueves se está mucho mejor, porque es cuando sale menos gente. Igual las discotecas surrealistas éstas son las que se ven entre semana, vete tú a saber.
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