Pequeñas mentirosas o las chicas que sospechan todo el rato
¿No os encantan esas series en las que no hay que pensar ni un poquito? Suelen ser malísimas, pero son tan relajantes que merece la pena verlas. Pues bien, en mi vida esta función la cumple Pequeñas mentirosas (Pretty Little Liars, Marlene King, 2010-presente).
Esta serie, dirigida absolutamente al público adolescente pero que yo estoy viendo igual aunque tenga treinta años, cuenta cómo un grupo de de cinco amigas se desmorona tras la desaparición -y se asume que muerte casi desde el principio- de una de ellas, que además era la líder de la cuadrilla y de paso una zorra de mucho cuidado. Después de un tiempo, las cuatro chicas que quedan del grupo se ven reunidas de nuevo debido a que alguien llamado A empieza a acosarlas de manera anónima.
Según voy viendo los capítulos estoy siempre pensando en ese particular y absurdo universo que es el de las series adolescentes ambientadas en pueblecitos estadounidenses. Estudiemos el asunto con nuestra serie de ejemplo porque esto no tiene sentido ninguno y alguien tiene que ponerlo por escrito.
El día a día
Surrealistas no eran esas cosas turbias que pintaba Dalí, surrealista es que en un pueblo pequeñajo en el que viven tres gatos haya más medios y actividades culturales que en una capital en ferias. Las chicas de esta serie viven en un mini pueblo que tiene un único instituto y como dos cafeterías, pero hay una escuela de artes marciales, cine, un manicomio y las fiestas del instituto incluyen actuaciones en directo de grupos de moda. Yo luchando en el colegio para que nos llevaran a hacer el camino de Santiago como viaje de fin de curso, y a las muchachas éstas les montan una fiesta en un tren. En marcha. Sí.
Las interpretaciones
Los personajes protagonistas de Pequeñas mentirosas y sus correspondientes actrices son Spencer (Troian Bellisario), Hanna (Ashley Benson), Aria (Lucy Hale) y Emily (Shay Mitchell). Bueno, y la amiga desaparecida, que se presenta de vez en cuando en algún flashback, sueños, alucinaciones varias y demás, Alison (Sasha Pieterse). Aquí las mozas no sólo son el glamour hecho estudiante de instituto, sino que además tienen el coco más asentado que el adulto más responsable que hayáis conocido en vuestra vida. Vale que tener una amiga desaparecida-muerta-loquesea habrá hecho que maduren a todo trapo, pero no sé, siguen teniendo dieciséis años, podían decir alguna tontería de vez en cuando... el caso es que el clan de marras se pasa la vida frunciendo el ceño y observando dramáticamente lo que ve a su alrededor con una cara de sospecha permanente. Y eso que algunos personajes no están mal, ¿eh? Hanna es práctica y dramatiza lo justo y Spencer está todo el día investigando historias, así que al menos esas dos amenizan el asunto. Las demás, pues bueno. Tienen sus momentos. El caso es que las actrices igual no lo hacen mal, pero da la sensación de que tienen al director constantemente detrás gritándoles que no están poniendo una pose suficiéntemente trágica.
El vestuario
¿Vosotros cómo ibais vestidos a clase a los 16 años? Yo fatal. De vez en cuando tenía un vestido nuevo o algo por el estilo y me hacía ilusión ir decente, pero la inmensa mayoría de las veces iba con la hora pegada y me daba tiempo a peinarme de milagro. Mis compañeras se esmeraban más, pero aún así lo de ir a la última moda mientras cogíamos apuntes sobre cómo funcionan los leucocitos se daba más bien poco.
¡Pero estamos en Rosewood, donde nuestras protagonistas tienen millones de dólares para gastarse en zapatos aunque sus madres estén al borde de la bancarrota o sus padres tengan un salario normalito! En Pequeñas mentirosas, faltaría más, nunca veréis un modelo repetido. Esto pasa en todas las series, es verdad, pero al menos lo que repiten los personajes de otros shows televisivos son vaqueros y camisetas normales y corrientes, no las sandalias de colores neón y los leggins con estampado de leopardo que llevan estas muchachas.
Especialmente espectacular resulta el verlas dormir con máscara de pestañas y brillo de labios. Supongo, eso sí, que para la gente interesada en moda todos estos episodios cargados de coloridos conjuntos serán una maravilla.
Los chicos
Todas estas series están, como ya he dicho, orientadas a quinceañeras, así que, faltaría más, los coprotagonistas masculinos tienen que estar a la altura de las circunstancias. Bueno, y los secundarios. Y ése camarero que sólo tiene tres frases. Y si los extras son guapos tampoco se va a quejar nadie. Que mira que las chicas son monas, ¿eh? Pero los chicos. Madre del amor hermoso, que sinsentido de testosterona. Si entra un chaval nuevo en escena, está tremendo, sin excepción; profesores particulares,
compañeros de clase, policías, entrenadores, da igual. Todos serán capaces de derretirte con su prominente mandíbula y sus escandalosos abdominales.
Que me parece genial, sólo digo que queda un pelín artificial que los profesores tengan esta pinta:
Que me parece genial, sólo digo que queda un pelín artificial que los profesores tengan esta pinta:
Ésta serie y casi todas las del estilo están diseñadas para lucir a las protagonistas. Y ya. Los personajes secundarios son meros complementos, así que aparecen y desaparecen en función de lo que se necesite para que funcionen las historias de los personajes principales. En este caso, además, la mitad de la gente que sale oscila erráticamente entre una personalidad y su absoluta opuesta. Tres temporadas enteras de un hombre siendo encantador pueden de repente transformarse en un tipo siniestro del que es mejor huir corriendo. En estos shows ese dulce y fiable novio que tuviste en la primera temporada puede ser el principal sospechoso en la tercera, aunque no venga a cuento de nada y sea lo menos creíble de este mundo. Hay que mantener el suspense así que está todo permitido. Además, por supuesto, cualquier veinteañero macizo que aparezca en pantalla supondrá un interés romántico para alguna de las protagonistas. Ellos están buenos y ellas se enrollan con el primero que pasa -aunque tres episodios atrás estuvieran súper enamoradas de otro-, así que la cosa está fácil.
Eso sí, los secundarios que son casi permanentes lo hacen bastante bien -al margen de que les obliguen a ponerse un poco trágicos por todo también- y le dan estabilidad a la serie. Los actores son bastante dignos y algunos personajes son una buena aportación. A destacar, Ezra Fitz (interpretado por Ian Harding), Toby Cavanaugh (Keegan Allen) y Caleb Rivers (Tyler Blackburn).
¡El drama! ¡El glamour!
Se hace lo que haga falta para que el capítulo esté lleno de cantidades desproporcionadas de drama y glamour, a partes iguales. Si las protagonistas van a un encuentro peligrosísimo con el que probablemente sea
un asesino en serie, irán con minifalda y tacones; que ya hay que tener pocas luces, porque con tacones se corre fatal. Aunque esto lo piensa el espectador desde casa, porque ellas con lo del peligro son bastante cortitas y lo demuestran cada dos por tres; desde mantener conversaciones muy obviamente confidenciales en sitios públicos a pesar de que saben que hay alguien vigilándolas y grabando todo lo que dicen, hasta irse a correr solas por el bosque sabiendo que hay un tarado que quiere matarlas.
Pero no nos desviemos, que yo estaba juzgando esa elegancia absurda que inyectan en cada episodio; estas chicas no llevan una vida cutre y normal como llevamos todos, faltaría más. En este pueblo los adolescentes hablan de tú a tú con los adultos y los comportamientos entre los dos grupos son indistinguibles la mayor parte del tiempo. Los alumnos hablan con los profesores en los pasillos del instituto, en la calle, en un restaurante. Toman cafés juntos en terrazas. Pasa eso en España y el profesor tiene una demanda por acosar a un menor antes de que se le haya disuelto el azúcar.
Además, para favorecer el estilo de vida, parece que no hay bibliotecas y rara vez la gente estudia en su casa.
Las alumnas leen en la barra del bar, escriben redacciones en el sofá de una
cafetería; los profesores corrigen deberes en la mesa de una terraza. Todo cool a más no poder.
Y luego está, por supuesto, la aportación de las actrices a esta ingente cantidad de dramatismo: si hablan con alguien y se disponen a marcharse, no se van sin más, sino que se alejan caminando súper despacio para que el interlocutor pueda
llamarlas y que ellas se giren de golpe con una mirada intensa para aportar un cierre
estelar a la conversación.
El apartado técnico
La fotografía de la serie, qué maravilla. De verdad. Cuando hay escenas en, por ejemplo, otro pueblo, te enteras porque cascan
un filtro en la cámara. ¿Pueblo siniestro? Todo es de repente azul
marino. ¿Rancho perdido? Filtro marrón bucólico y campestre.
Y la realización, o el montaje, o como se llame. No sé cuántos planos habré visto
de la cámara alejándose del grupo de protagonistas mientras ellas se
quedan ahí de pie, en medio de una carretera todas juntas, mirando con el ceño fruncido a su
alrededor mientras suena música tenebrosa de fondo.
Por último, la temática
Teniendo en cuenta que la intro
es una muerta siendo maquillada para su funeral, la serie no da tan mal
rollo como cabría esperar. La cosa es que las pocas veces que aparece algo que conseguiría que no durmieras en una semana, la escena va acompañada de atractivas adolescentes con una capa de pintura en la cara que ni la pared de la sala de estar, y siempre acaban haciendo de menos a ese argumento que da tanto miedo en favor de que veas lo monas que van las muchachas o lo bien que actúa la bailarina de moda (contiene pseudo spoilers. No son spoilers de verdad, son flashbacks que aún están por explicar). Así que un argumento que podría dar un pavor espantoso se queda en nada porque lo enfocan de pena. En alguna escena sí que consiguen meter miedo, pero es muy poco habitual. Una verdadera lástima, pero el público al que se quiere alcanzar es el que es.
Pero bueno, al menos sí que analiza algunos temas interesantes de vez en cuando, como los efectos que puede tener una persona tóxica en la vida de la gente, en especial cuando esa gente es muy joven, o hasta qué punto es peligroso arrinconar a alguien. Son cosas psicológicas de adolescentes, pero a mí me parece que tienen su interés, dentro de lo que hay.
Y poco más puedo decir, a parte de que el título está bien traído; las chicas son guapísimas (o tienen buenos estilistas, más bien) y
mienten como bellacas. De hecho, viendo la serie es inevitable pensar
de vez en cuando que como nuestras valientes jovenzuelas le cuenten a la poli lo que hay se
acaba la serie. Pero en fin, estos argumentos funcionan así, a base de secretos retroalimentados y tergiversadas historias que se solucionarían contándole el asunto a un par de adultos.
Pero eh, que a pesar de haber escrito ahora mismo como veinte párrafos poniendo a la serie a parir, ahí estoy, viéndola súper enganchada. Porque Pretty Little Liars es mala -pero mala mala-, pero si quieres pasar un rato entretenido es estupenda. Así que si queréis relajar el cerebro, ya sabéis lo que tenéis que hacer.
p.d. No os perdáis el que debe de ser el videoclip más amateur de la historia, con la canción de la intro.
p.d.2 En la serie también hay lesbianas a cascoporro. Por si os interesa.
Hola: esta serie no la veo pero sí muchas similares y son tan maas pero me sirven para evadirme de los problemas cotidianos. Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas. En este momento tengo un blog dedicado a los jóvenes y Educación que te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ . Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog.
ResponderEliminarSon todas por el estilo, es verdad. Me pasaré por tu blog, me alegro de que te guste el mío ;)
EliminarYo voy por la cuarta temporada, aunque creo que ya la están extendiendo demasiado, y tanto lío está de más en mi opinión y me empiezo a aburrir. Pero las primeras temporadas son totales!
ResponderEliminarSiempre he destacado lo absurdo de las vestimentas de instituto de estas chicas... jajajaja!!
Me ha encantado leerte.
Besos!
Ahora mismo ya se repite todo lo que hacen, no hay nada nuevo. No sé si están estirando o no, porque la serie está basada en una saga de libros, así que a saber si están explotando de más los de la serie o los de los libros. Pero para el caso nos quedamos igual. Me alegro de que te haya gustado :)
EliminarHola Key
ResponderEliminarDebo ser muy mayor porque yo aquí veo un cuarenta "pociento" de Sensación de Vivir, otro cuarenta "pociento" de Jóvenes y Brujas y un veinte de Twin Peaks. Vamos que yo la llamaría Sensación de Jobrujas Peak. De canción para "amasar" el conjunto pondría Sweet Lies de Fleetwood Mac, eso sí.
Para ser "de no pensar" has sacado el bisturí pero bien.
Un saludo, Manu3l.
PD. Registra "Lesbianas a Cascoporro".
Lesbianas a cascoporro, pronto en cines :D
EliminarAmén a todo. Es tan mala que es buena. Recuerdo empezar a verla porque no tenía nada más que hacer y pensar "pero qué horror es este" para darme cuenta que ya había llegado al capítulo 5. Ahora hace tiempo que me he alejado de esta droga, pero creo que vi hasta mitad o final de la 4 temporada y cada vez que veo algo sobre la serie en un blog o en un #hashtag mundial de estos me acuerdo y vuelve a mí todo ese veneno y me entra el mono. Creo que acabaré cediendo.
ResponderEliminarLo de lesbianas a cascoporro es tal cual. Emily es asín. Y que además está con una, desparece, sufro mucho y por eso me enrollo con otras pero resulta que igual no me acuerdo hasta que igual parece que se la han cargado y a la vez ya estoy con otra tipa a la que odiaba pero... y así hasta el infinito.
El problema es que para mí eso no tiene fin y que cada vez, aunque el final de temporada sea efectista, al final no sirve para nada y cada vez todo es mucho menos creible... El final de la primera (por quién tocan las campanas) me había hecho flipar y decir "espera que aún van a saber darle al misterio" pero nada, al final la solución no sirvió para nda
Y lo que más me encanta es que a pesar de las amenazas de muerte, de que las espían por todas partes, de que las han atropellado, grabado, chantajeado, golpeado, encerrado en un loquero, traicionado por todas partes, a punto de acuchillar, ... ellas siguen yendo solas por ahí, olvidando el móvil, confiando en cualquiera, no contando todo al resto y con los taconazos para huir elegantemente...
Pero sí, cuando empiezas a verla, engancha.
un saludo
Jajaja me alegro de no estar sola, estas series tienen un efecto adictivo muy chungo. Y sí, se repite todo cada vez más y las muchachas son cada vez más tontas. Pero pienso verla hasta el final. Bueno igual no, pero hasta el final de esta temporada por lo menos sí.
Eliminar¡Saludos!