Gente amable
Últimamente he estado analizando cosas. Y cuando digo cosas quiero decir gente que no me cae bien.
Gracias a esto tengo los exclusivos resultados de un estudio pseudocientífico y absolutamente irrelevante que he realizado acerca de la amabilidad humana.
INCISO
Cuando me veo obligada a lidiar con gentuza de manera relativamente constante e ineludible, suelo estudiar su comportamiento. Ya que los tengo que aguantar, por lo menos que me aporten algo. De ahí salen estos estudios.
FIN DEL INCISO
Un día me paré a pensar en cómo era posible que cierta gente que era extremadamente amable y correcta conmigo me resultara tan sumamente insoportable, mientras que otra era igualmente amable y correcta y me parecía encantadora.
Me refiero a que hay personas que son amables contigo y quieres hornearles unas galletas y
darles un abrazo, mientras que otros son igulamente agradables y lo que quieres darles es
un puñetazo en la cara. El primer tipo supongo que lo identificamos
todos, pero el segundo igual si no os pongo en situación es un poco más
difícil de ubicar. Ahora os lo explico.
Analizando mucho el comportamiento de mis conocidos -de ahora y de oscuros tiempos pasados-, he obtenido cinco perfiles diferentes en función del grado y del tipo de amabilidad empleado:
1. La persona genuinamente amable lo que pretende con su comportamiento es que estés cómodo. Quiere que no te sientas amenazado y que estés tranquilo, siempre y cuando tú no te comportes como un energúmeno. Este tipo de persona dejará de tratarte bien en el momento en el que detecte que no estás correspondiendo a sus esfuerzos por llevaros bien. O tal vez no deje de tratarte bien tal cual, pero sí enfriará su comportamiento. Cuidado con éstos, porque si detectan que eres un imbécil, es altamente probable que te manden a hacer puñetas o que procedan a ignorarte absolutamente. Porque te lo habrás ganado a pulso, eso sí.
2. La persona excesivamente amable quiere que estés cómodo, pero no es su objetivo primordial. Estas personas lo que buscan, por encima de todo, es caerte bien, incluso aunque esto sea a expensas de su propio bienestar. Esto quiere decir que sí, quieren que estés a gusto, pero porque persiguen que asocies esa comodidad a su presencia y así tengas buen concepto de ellos. Los dueños de este comportamiento son fáciles de detectar porque seguirán siendo amables llueva, truene o granice; aunque les contestes mal, o aunque proporcionarte una comodidad suponga un desacarreo innecesario para ellos, seguirán siendo implacablemente adorables. Esto puede parecer algo positivo, pero en general estas personas acaban provocando, no tardando mucho, una poderosa sensación de rechazo. Que te hagan la pelota puede molar un ratito, pero acaba siendo bastante cargante.
3. La persona falsamente amable es más difícil de acotar. Éstos están por todas partes. Aquí hay varios niveles de infamia:
3.1: La persona que es amable porque no le queda más remedio. No le caes bien, pero sabe que la hipocresía es un bien necesario e infravalorado que hay que utilizar para llegar vivo al final del día. A este tipo se le identifica por utilizar las palabras justas, ya que cada palabra agradable que emite le obliga a consumir cantidades desorbitadas de energía, y porque teme que su subconsciente le traicione y le haga decir alguna barbaridad, así que opta por hablar lo justo. Esta gente ayuda enormemente a mantener el equilibrio en la sociedad sin que nadie le rompa las piernas a nadie, así que apreciadlos.
3.2: La persona que es amable porque quiere algo. De éstos veréis a patadas. Estos personajes suelen ser condescendientes y pretenciosos, ya que, aunque intenten ocultarlo, suelen creerse considerablemente superiores a su interlocutor. Por lo general buscan mejorar su reputación, ganarse favores o conseguir tu simpatía para tener aliados en la recámara, por si acaso. Se caracterizan por elogiar más de lo necesario a la gente que tienen delante, mientras que jamás hablan bien de alguien que no está presente -salvo si es para darte la razón y así ganar puntos contigo, se entiende-. Tienden a atribuirse méritos que no son suyos y a decir cosas que dejen mal a personas que no están presentes para defenderse. Una maravilla.
3.3: La persona que es amable porque se está riendo de ti. Éstos ya están en otro nivel. Afortunadamente, este tipo de comportamiento está casi exclusivamente reservado para adolescentes, por lo que con el tiempo hay que sufrirlo cada vez menos; pero siempre conocerás a algún espíritu quinceañero atrapado en el cuerpo de un supuesto adulto, que se comportará como si le cayeras bien sólo para que le cuentes alguna cosa de tu vida que luego pueda él ir a detallarles a sus amigos, habitualmente igual de infantiles que él. A éstos se les suele distinguir porque a muchos niveles son como un chaval de trece años: tienen un sentido del humor muy básico, se enfurruñan cuando las cosas no les salen bien, ese tipo de cosas; y también se les ve a la legua porque, casi sin excepción, son unos cotillas de mucho cuidado.
Este completamente innecesario estudio lo he llevado a cabo analizando exclusivamente comportamientos amables y aislándolos de todo lo demás; no incluyo a esas personas que son manifiestamente felices, para los cuales la amabilidad es su estado natural. Esa gente no está siendo amable, esa gente es así.
También es importante tener en cuenta que una persona no cuadrará claramente con uno de los estilos mencionados, sino que dichos estilos se corresponderán más bien con cada relación que se establezca entre dos personas en particular, así que cada uno aplicará un caso u otro en función de con quién esté hablando. Yo misma oscilo constantemente entre varios de los mencionados. Y además, claro está, cada opción tendrá sus matices y habrá relaciones que incluyan variantes y mezclas. Pero nos entendemos.
Si alguien os amarga la vida, no lloréis. Estudiadles y aprended cosas sobre la psicología humana.
O pegadles. Eso también está bien.
hum... estoy muy de acuerdo y lo ampliaría incluso a grados de simpatía. esa gente tan, pero tan simpática que te mosquea un montón y piensas, qué cojones quiere éste. No me gusta la gente excesivamente simpática que se cree tu mejor amigo a los cinco minutos.
ResponderEliminarEn fin, yo es que soy de naturaleza tirando a un poco rancia.
Un beso!!
Ya te digo, esa gente que está siempre de buen humor, parece como que traman algo. Hay gente que es así y luego son majos, ¿eh? Pero así en principio dan mal rollo.
EliminarYo soy un 3.1 en el trabajo. Interesante estudio. Biquiños!
ResponderEliminarYo soy un 3.1 en un montón de sitios. No nos aprecian lo suficiente.
EliminarVálgame!
ResponderEliminarEsto si que es un estudio de campo!!!!!
Y lo que me habré dejado :S
EliminarHola Key
ResponderEliminarEspero que a ti te valga el estudio, yo lo veo un poco complicado. Vamos que la mayoría de tus tipos yo los echaría al saco de: "Una Y No Más, Sto, Tomás"
Por otra parte prefiero un tipo 1 que a quien tú llamas "amabilidad es su estado natural", para mí eso es un abobao. (y ahora, si te atreves, vienes y me pegas ;-))
Un saludo, Manu3l.
La amabilidad es el camino más corto para un asesinato sin testigos.
ResponderEliminarDigo.... ¡Qué majos sois todos!
Jajajaja lo sé. Esa gente que sonríe cándidamente y a lo mejor está pensando en como matarte mientras duermes. Una maravilla.
EliminarYo creo que oscilo sobretodo entre el 1 y el 3.1 También añadiría la amabilidad como rebeldía ante la gilipollez y el cretinismo universal: como un intento de contrarrestar todo eso, vamos. En el fondo, no dejaría de ser un egoísmo oculto, porqué se busca un efecto contagio que haga del mundo un lugar un poco más agradable.
ResponderEliminar(si uno sabe reírse de sí mismo, reírse de los demás también mola. Mucho)
Habrá un montón de variantes que se me han escapado, esto daría para un estudio en profundidad, la verdad. Podemos escribir un libro o algo.
EliminarMe encanta el análisis. Sobre todo por la perspectiva: cada relación es un mundo, clasificarlas en unas líneas generales es útil (¡porque necesitamos entender algo!), pero extrapolar y generalizar... es MUY injusto.
ResponderEliminarSi, de ahí que haya gente idiota con unos y estupenda con otros. Hay algunos que son imbéciles o encantadores siempre, pero en general la cosa varía de relación a relación.
EliminarAnda qué te den, la amabilidad nace de la empatía y su signo más importante, o gesto, es la simpatía. Esa mueca que conlleva elevar los labios hasta que las comisuras quedan de forma que la dentadura asoma tímidamente y los ojos a la par se unen en concierto con la boca. Empatía, sonrisa y simpatía son hijuelas de esta primera...
ResponderEliminarAnda qué te den y nunca más hagas juicios de valor de ello, conseguirás equivocarte nuevamente.
Con toda la deferencia, reciba usted mi más humilde feliz noche.
Salú i Libertá :|´
'Que te den' no lleva tilde. No puedo tomarte en serio si no sabes escribir. Y voy a seguir haciendo juicios de valor, así que es mejor que no leas más mi blog.
EliminarBesitos
Pura ironía, y nada mejor que acentuarla donde Matilde ponía la clavija y el oído para llamar la atención
EliminarLos juicios los hay a montones, incluidos los juicios de piña y mango, entre otros.
En el final está la contradicción. Todo lo contrario
Un saludo cordial.