Cochinillo
Mi padre es adicto a los restaurantes. Hoy es fiesta (día de la hispanidad para ser exactos). Ya está, excusa más que suficiente, todos a comer fuera.
Desde nuestra mesa podíamos oír a los de la sala de al lado, pero no verles. Nada más llegar nosotros, hemos escuchado cómo cantaban el cumpleaños feliz, y aproximadamente una hora después, se ha oído:
Desde nuestra mesa podíamos oír a los de la sala de al lado, pero no verles. Nada más llegar nosotros, hemos escuchado cómo cantaban el cumpleaños feliz, y aproximadamente una hora después, se ha oído:
¡¡PUM!!
¡¡PUM!!
¡¡PUM!!
¡¡PUM!!
¡¡PUM!!
(golpes)
...
¡¡¡CRASH!!!
(plato roto)
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
(aplausos)
¡¡PUM!!
(golpes)
...
¡¡¡CRASH!!!
(plato roto)
PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS PLAS
(aplausos)
Vosotros no sé qué pensaréis, pero en mi mente ha pasado lo siguiente:
Niño coge el recipiente del pan.
Niño empieza a aporrear la mesa con el recipiente del pan.
Aporrea.
Aporrea.
Aporrea.
Aporrea.
Su madre pierde la paciencia y se levanta para evitar que el crío le acabe lanzando el trasto a la cabeza a un camarero, y en el forcejeo con el chaval, es ella la que termina tirando un plato de ciervo con salsa de frambuesas al suelo.
Aquí viene el crash.
Todos sus amigos sonríen mientras aplauden y piensan "esta escena te la vamos a recordar en cada cumpleaños".
¿A que todo tiene sentido?
Pues resulta que cuando pides cochinillo y está bien hecho, en su punto y esas historias, te lo parten a golpes con un plato para que veas que está blandito, luego rompen el plato para que sepas que efectivamente es un simple y auténtico plato y no un hacha revestida con cerámica, y por último, obviamente, después de ese espectáculo y como muestra de admiración (no es para menos), todo el mundo aplaude al cocinero que haya organizado la escandalera.
Si no me lo llegan a explicar mis padres, me habría quedado yo con la idea del crío jugando con el cacharro del pan... mucho más divertido, dónde va a parar.
Niño coge el recipiente del pan.
Niño empieza a aporrear la mesa con el recipiente del pan.
Aporrea.
Aporrea.
Aporrea.
Aporrea.
Su madre pierde la paciencia y se levanta para evitar que el crío le acabe lanzando el trasto a la cabeza a un camarero, y en el forcejeo con el chaval, es ella la que termina tirando un plato de ciervo con salsa de frambuesas al suelo.
Aquí viene el crash.
Todos sus amigos sonríen mientras aplauden y piensan "esta escena te la vamos a recordar en cada cumpleaños".
¿A que todo tiene sentido?
Pues resulta que cuando pides cochinillo y está bien hecho, en su punto y esas historias, te lo parten a golpes con un plato para que veas que está blandito, luego rompen el plato para que sepas que efectivamente es un simple y auténtico plato y no un hacha revestida con cerámica, y por último, obviamente, después de ese espectáculo y como muestra de admiración (no es para menos), todo el mundo aplaude al cocinero que haya organizado la escandalera.
Si no me lo llegan a explicar mis padres, me habría quedado yo con la idea del crío jugando con el cacharro del pan... mucho más divertido, dónde va a parar.
jajajajajjajaja pues yo me hubiese imaginado algo cómo tu! En fin, qué cosas! en los restaurantes a veces tienen cada manía /costumbre ... que pa qué! Sin duda la historia del niño con el cacharro del pan, era más entretenida!
ResponderEliminarMmmm.. cochinillo!! (con voz de Homer)
ResponderEliminarTradiciones extrañas las hay en todas partes, de eso no te quepa la menor duda. Conozco a familia que lanzan los fideos (el típico spaguetti italiano) contra las paredes para ver si está bien hecho (si se pega es que está al dente, si se cae es que se ha cocido demasiado, o algo por el estilo). En las bodas griegas, por ejemplo, todo el mundo se la pasa rompiendo platos contra el piso (los compran en forma exclusiva para esto). Pero aporrear el cochinillo para demostrar que se puede partir con un plato, destrozar el plato para demostrar que no es un hacha (¡perdónala, es sólo una muchacha!, en todas las parejas hay peleas... y casi todas se persiguen con un hacha), y luego hacer una reverencia ante los aplausos...
ResponderEliminarCito a Prachett: "Ha habido sabios que han visto el espíritu de los hongos rojos, y estos son llamados chamanes. Hay otros que han visto el humo sagrado de las flores, y son llamados hechiceros. Hay otros que han tenido el inmenso privilegio de ver el espíritu del bosque, y son llamados guías espirituales. Pero aquel que vea una caja con cientos de patitas será llamado idio"...
—¿Dime que no has visto a dos hombres salir por la pared de una casa haciéndola estallar en migajas, montados a una escoba voladora de cabeza y gritándose el uno al otro con creciente odio?
—No, maestro.
—Qué bien, porque yo tampoco.
Como siempre, demuestras tener un sutil tono humorístico que imprimes con toda naturalidad a las situaciones más cotidianas de la vida y que a todo lo que se sale de los cánones lo haces ver como un verdadero e incomparable ¿WTF? En suma, y como siempre, me has hecho reír de lo lindo.
El mundo está cada vez peor, de eso no hay duda. Y ya puestos, yo hubiese pensado que los primeros sonidos eran ruidos que indicaban forcejeo y pelea sobre la mesa, el ruido del plato sería al estamparse contra la cabeza de uno de los combatientes (a todo esto, esa cabeza debería estar hecha del mismo material que estaban hechas las cabezas de los Tres Chiflados), resultando un asesinato acalorado. Los últimos sonidos serían ruidos de pasos alejándose. En esa mesa había cuatro personas, y las cuatro participaron en la trifulca... Uno de ellos mató al muerto (cuando estaba vivo), y es menester descubrirlo. Aprisa, ¿cuál es tu primera hipótesis de trabajo? Yo dije en su momento que mis antescedentes familiares me incitaban a tener una tendencia hacia el crimen (claro, del lado de la ley y el orden), por eso asociaría esos sonidos con lo antes expuesto. Claro está, fue el chef, como no podía ser de otra forma, porque se enojó mucho cuando supo por intervención de la bola de cristal que habría un homicidio y que no podría hacer la exhibición del cochinillo. Rencoroso por un hecho que va a ocurrir, decide vengarse por adelantado (sencilla paradoja de esa ley friki que enuncia que, cuando se sabe lo que ocurrirá en un futuro, y uno quiere intervenir en el presente para que eso no suceda, al final siempre se termina siendo el principal causante del hecho que se quería evitar).
¡Me he reído bastante! Y sí, me estoy cayendo de sueño.
¿Segovia?
ResponderEliminarNo hace mucho estuve por allí y comí cochinillo. Decepcionante gastronómicamente, preciosa turísticamente.
Y no pagué los 5 € de mas para que rompieran el puñetero plato, ya era bastante caro comer donde Cándido xD.
Si no es Segovia... pues no sabía que lo hacían en mas sitios.
Je, je, je... Conocía la tradición, así que me temo que es la que he ido pensando mientras la relatabas... Aunque lo del niño sí tendría su aquel, sí...
ResponderEliminarMarisela, a que sí, lo del cocinero con el plato es súper aburrido comparado con lo del niño tirando cosas :D
ResponderEliminardEsoRdeN seguro que has leído el título y has desconectado mientras hacías ruiditos guturales xD
Nicolás, lo de los espagueti es más habitual de lo que parece... ¿¡QUÉ es esa cosa que has puesto, como una canción o algo así sobre un hacha y por qué yo no la conocía hasta ahora!? Y por último, ¡yo me imagino a un niño aporreando cosas y tú te montas una partida de Cluedo! Lo tuyo tiene más mérito.
Julef, se hace sobre todo en Segovia porque es típico de Cándido (cuando mis padres me contaron la historia me vino un recuerdo vago; he estado en Cándido varias veces y por lo visto hablé con él y todo, pero era pequeña y no me acuerdo bien), pero esto ha sido en Salamanca, así que será que se está extendiendo la costumbre...
Juan, al menos así si hubieras estado en el restaurante no habrías flipado como yo mientras oías los golpes, es lo bueno que tiene la cultura general :)
Por partes vamos, a ver si nos interpretamos.
ResponderEliminar1-. ¿No lo habías escuchado? ¡Ponte de inmediato y antes de que te comiencen a dar duro en la universidad a ver Les Luthiers! Admirador incondicional de los ilustrísimos señores, seguidor fervoroso de cada minúsculo chiste que han hecho (o que he oído, porque nunca he tenido tiempo para encontrar todas sus obras completas), manifiesto admirador de Ravinovich y su célebre "this is the pencil of Ester Píscore", de instrumentos tan increíbles y asombrosos como el Instrumento Cósmico Hidrométrico Espacial, de obras tan memorables como El asesino misterioso, Estudios de los animales por Mastropiero, La gallina dijo eureca, Los jóvenes de hoy en día, El rock de la vida sana, Somos adolescentes, Homenaje a Rubén Darío y muchos, muchos más... Son verdaderos genios d la palabra, de la poesía, de la música, de la inventiva y de la creatividad. Es el humor más delicado y pulcro que he visto jamás, y es que sólo hay que verlo para poder comprender de qué se trata, y después de comprender, lo único que queda es seguir descojonándose hasta caer en el piso con risa histérica. Y por supuesto, mención aparte para todas y cada una de las obras de Johan Sebastian Mastropiero... (y ni hablar de Blancanieves y los siete pecados capitales, uno de los primeros actos que hicieron, allá por la década del sesenta). Aquí está el vídeo de Perdónala, lugar de donde extraje ese pequeño versito que me pareció tan acorde a la situación. Como lo copié de memoria hay alguna variación, pero en escencia es lo mismo. Curioso es destacar cómo los seres humanos (o por lo menos yo) tenemos (tengo) tendencia a no quedarme con las cosas de forma textual, y siempre transmitir la idea... En fin, si te gusta ese acto que está incluido en Unen canto con humor (aunque no sé, creo que también estaba en la entrega de los Premios Mastropiero), no dudes en hacerte adicta del humor lutherano y sus derivados. Y no dejes de escuchar el conscerto grosso ala rustica, de Mastropiero, porque, y a juicio personal, esa es una de las mejores composiciones, sino la mejor, que han hecho hasta el momento.
2-. Dos personas distintas con visiones distintas de toda la vida (distintas crianzas, distintas culturas, distintas personas, en suma, todos somos distintos), distintas ópticas de un mismo hecho. Fue el Coronel Mostaza en la mesa número cinco con el plato de los cochinillos... O ya puestos, fue el alfil de la reina, en el Cementerio de los libros olvidados y usando una espada láser de color verde... O mejor aún. Fue Frodo, en el vagón de un subterráneo y usando el místico cetro de poder de los magos de Ardiniríalam... Algún día debo escribir un fic con todas estas cosas, a ver qué sale.
3-. Si lo que leo arriba es verdad, y tienes que pagar cinco euros para que te hagan el acting del plato en función hacha, reafirmo una de mis últimas afirmaciones que afirmé hacia mi primer comentario afirmado... (firmado con mi nombre, pero afirmado en el sentido de aseverado). El mundo está muy mal.
P.S. Y lo olvidaba, por las matemáticas, El teorema de Tales, la razón por la que admire a estos señores... Con eso estudié yo matemática de segundo año, y lo más disparatado es que aprobé. No tienen desperdicio alguno.
ResponderEliminar¡Gracias, Nicolás! Todo esto me va a venir bien en los ratos ésos en los que intento estudiar pero no hay manera ;)
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