Fauna de autobús

El otro día estaba sentada en un autobús, uno que cojo a menudo, de ésos que tardan 35 minutos en hacer un trayecto de 20 porque tienen como seiscientas paradas entre la salida y el destino. El autobús pasa por un par de barrios ligeramente problemáticos, unas cuantas urbanizaciones que van desde normalitas hasta bastante lujosas y un par de pueblos con todo tipo de gente, desde gente normal y corriente que sale de clase y se va a casa, hasta garrulos tremendos, de los que fichas al subir al autobús y rezas para que no se sienten a tu lado y te den el viaje. Pues este día en concreto tuve mala suerte; el autobús iba lleno hasta arriba y aparecieron tres, por si no había suficiente con una, chicas de unos 15 años, probablemente llamadas Jessi, Jenny y Vane, que tuvieron que sentarse en la escalera, justo delante de mí, porque no había asientos libres. El conductor del autobús, un hombre encantador pero con un dudoso criterio musical, nos lleva siempre con el mismo tipo de música; alguno de los mil grupos desconocidos para mí, que se parecen mucho entre sí, que siempre tienen una especie de organillo de fondo mientras una chica con una voz muy aguda canta sobre un chaval guapísimo que no la quiere. Gracias a esto estoy más que acostumbrada a viajar con música espantosa de fondo, y me suele dar igual, a veces incluso me lo paso bien analizando las letras o imaginándome un concierto del grupo en cuestión, con cabra y todo. Pero hay límites. Ese día el trío del que hablo decidió que la música del conductor no era suficiente para ellas, y pensaron que sería buena idea poner su música a la vez. El grupo, del mismo tipo, cantante con voz de pito cantando chorradas, sonaba a la vez que la música de fondo, dando como resultado un jaleo horroroso de chicas lloriqueando por algún imbécil que las había engañado con otra... tras dos minutos aproximadamente empecé a plantearme soluciones a mi situación. La primera era arreglármelas para que el conductor abriera la puerta del autobús y tirarme de él en marcha. Pero enseguida pensé que lo que yo quería no era hacerme daño, sino agredirlas a ellas. Así que me entraron unas ganas tremendas de tirarle un zapato a la cabeza a la que tuviera más cerca. Pero por lo visto eso es ilegal; por muy penosa que sea la música que te obligue a escuchar alguien, no puedes atacarle físicamente. Las leyes no me gustan.

Y por eso estamos aquí. Ya que no puedo lanzarle cosas a la gente que me pone de los nervios, supongo que lo menos malo que puedo hacer es escribirlo. No es tan bueno como el ataque directo, pero al menos haciendo esto no pueden meterme en la cárcel, ¿verdad?

Bienvenidos a mi blog ;)

p.d. Mis respetos a Jennifer López, Jessica Alba y todas las demás Jenniferes, Jessicas y Vanesas con algo de inteligencia que hay por el mundo. No es culpa de nadie que todas las niñatas del mundo, por alguna razón inexplicable, se llamen como vosotras.


Comentarios

  1. En el mundo jurídico (creo) existe una máxima que enuncia: "A veces encontramos que lo legal es injusto, y, paradójicamente, lo justo suele ser, en muchas ocasiones, ilegal".

    Pienso que no hay nada más sano en este mundo que quejarse con sentido del humor de todo lo que no podemos quejarnos en la vida real.

    Por cierto, el arreglo entre ambos estilos sonaría muy contrapuntístico, ¿no? XDDD

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  2. ¡Tú por aquí! ¡Con lo lejos que queda esta entrada! :) No me hables de legalidades e injusticias, que hace como dos días he estado de nuevo en el bus éste del que hablo, con el autobusero poniendo CHUNDA CHUNDA CHUNDA CHUNDA a todo trapo, mientras los kinkis que tenía detrás ponían gitanadas en su móvil. Encima a éstos no me atrevía ni a mirarlos mal, que eran muchos y más grandes que yo :s
    Y sí, tanto en la situación del post como en la del chunda chunda, la combinación de melodías era encantadora jajajajaja

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  3. El otro día me dió por ver cuándo era el aniversario de este blog (yo creía que era en noviembre) y menuda sorpresa me llevé cuando vi que la primera entrada había sido publicada el diez de julio de dos mil nueve. Así que bueno, en parte ha sido mi forma de decirte "feliz aniversario de blog y perdona por no haberme acordado en su momento" y en parte me sorprendía que un post que da origen a la temática del blog en general y que es divertidísimo hubiera quedado sin comentario.

    Hay un cuento de Ray Bradbury llamado "El asesino", y habla precisamente de una situación bastante similar. No lo encuentro en la red, así que no puedo enlazarlo, pero si te sirve como dato, está incluido en la antología Las doradas manzanas del sol y quizás te llegues a sentir identificada con el protagonista del cuento. Si quieres, te lo envío antes de que salgas de vacaciones.

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  4. ¡Gracias por la felicitación! Ya sabes, no hago entradas autorreferentes, hablando de aniversarios del blog, o de cambios de temática, o de lo que sea, así que difícilmente te ibas a enterar.
    No te preocupes por el cuento, cuando tenga un rato, lo busco por mi cuenta (pero gracias ;)).

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