Acogedores hoteles londinenses
¿Habéis estado alguna vez en un hotel de Londres? Son malos. Son terribles, más bien. Y caros. Carísimos. Cuando me enteré de que me habían contratado en Londres, organicé el viaje corriendo como buenamente pude y reservé una habitación en un hostalito que está en medio de la zona en la que quería buscar piso. De este sitio poco tengo que contar, al margen de que, a pesar de costar 76 euros la noche, había letreros en los que ponía que candaras la puerta, sobre todo por la noche, y que si te robaban en la habitación era problema tuyo. La cisterna si no aplicabas una técnica específica no funcionaba, el baño tenía la luz rota y en la habitación sólo había una bombilla con la que por la noche no se veía nada. Además, si ponías la maleta encima de la mesa, la puerta no se abría por falta de espacio, y para abrir la puerta de la habitación tenías que cerrar la del baño por la misma razón. Pero oye, los dos hermanos nepalíes que llevaban el chiringuito eran majísimo