Deportes para nenas
El pasado julio entregué mi proyecto de fin de carrera. Tardé cerca de diez meses en construirlo y documentarlo, y fue un horror. Así, en general. El proyecto era un rollo, mi tutora y yo nos llevabamos a matar y estaba hasta el cogote de la universidad y de todo lo que tiene que ver con ella. Afortunadamente, en medio de tanta miseria me mandaron a dos compañeros, por orden; el primero, un tipo súper trabajador que hacía lo imposible por ayudarme, a pesar de ser de ciencias políticas y no entender ni jota de informática. Más majo el chaval. También es cierto que creía que la llegada del hombre a la luna es un engaño orquestado por el gobierno, pero a mí me caía bien igual. Ante, entre otras cosas, el infame ambiente de trabajo existente en el proyecto, huyó a Rumanía (!) para hacer prácticas en una embajada. Bien por él. El segundo es otro chico que decidió hacer un proyecto de fin de carrera complementario al mío -yo hacía la parte web, él la móvil-, y que optó por aceptar l...