Carácter

Hoy he intentado ir a una clase de cardio-box (léase "pegar puñetazos y patadas al aire en lo que intenta ser una coreografía con muchos otros participantes sudorosos") en mi gimnasio. Nunca puedo ir porque es demasiado pronto, pero hoy he terminado antes en la facultad, así que allí me he ido yo tan feliz a pegarme con la nada.

Llego y el profesor no está.

Vaya por Dios.

Un chico pequeñito, con el pelo largo, me dice que van a dar step, que me puedo quedar; pero lo de bailar alrededor de un peldaño sin matarme no se me da muy bien, así que salgo de la sala y me dispongo a analizar el horario para ver si al menos llego aun a una clase de spinning.

Veo salir a una chica del vestuario, decidida a meterse en lo que ella cree que es una clase de cardio-box. No la había visto en mi vida, pero por no llamarla "tía-que-va-a-cardio-box", voy a ponerle nombre. Se va a llamar Maddie.

Yo - No hay cardio-box...
Maddie - ¡Qué... ! ¡No me digas!

Uy. Maddie está enfadada.

Yo - Por lo visto no ha venido el profesor.
Maddie - ¡Bueno es que no me lo puedo creer! ¡Dos veces me han hecho la misma! ¡No me lo puedo creer!

A Maddie se le está hinchando la vena.

Yo - ¿Ya te ha pasado más veces?
Maddie - ¡Otro día me ha pasado igual! ¡He venido y me he tenido que comer una clase de step! ¡Y oye que yo hago un esfuerzo por venir a esta clase! ¡Que yo soy de [coloque aquí el nombre de un pueblo que incluya la palabra Fuente, o Piedra, o Arroyo, o cualquier otro elemento típicamente localizado en nombres de pueblos, porque yo he olvidado totalmente dónde vive esta señora], y tengo que venir en coche! ¡Y es que hoy he llamado por teléfono para saber si iba a haber clase de cardiobox o no y me han dicho que sí había! ¡Y ahora me encuentro con que no hay profesor!

Me pregunto si esta mujer no necesita parar para respirar, y si se estará dando cuenta de que le está contando su vida a una completa desconocida.

Yo - Bueno... van a dar step, igual te puedes quedar.

Maddie asoma la cabeza y ve al tipo del pelo largo.

Maddie - ¡Encima da clase ESE GILIPOLLAS! ¡Es que no aguanto a ese tío eh! ¡No lo aguanto!

Pero quién me mandará informar a la gente de si hay clase o deja de haberla. La próxima vez mejor me callo.

Y así, Maddie se ha alejado despotricando y jurando en arameo contra el gimnasio, el monitor, y la madre que los parió a todos. La chica es una histérica, pero la verdad es que si a mí me hacen ir dos veces al gimnasio desde no sé qué pueblo para decirme que no hay clase, igual les quemo el chiringuito.

Aun así, ésta me gana. Qué carácter.

Comentarios

  1. jajaja.. pueees.. ya somos tres! siempre me apuntaba a los aeróbicos/spinning/steps/zumba y cuando llegaba o el entrenador no aparecía o eramos 4 pelagatos y no abrían la clase... una M vamos.. eso me pasa por meterme en el gym del barrio!

    suerte la próxima ;)

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  2. Bueno, si el fin último del ejercicio es descargar tensiones, a Maddie creo que le ha sentado igual de bien ese encuentro contigo que la clase suspendida, je, je, je... Tendrías que haberle presentado factura...

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  3. El mundo está muy mal... ¿Qué son todas estas cosas? Yo practico el arte milenario del Telperion Amatistae, que consiste en dejar fluir la vida con el ritmo vital del paralelismo cuántico cinético especial. De este modo se equilibran los centros de gravitones alterados, y el universo conjuga una forma estelar de luna medio partida, generando una resonancia mórfica en los armónicos del alma y haciendo que la longitud de onda supere el espectro. Es de verdad algo muy útil, os lo recomiendo a todos.

    Y ya puestos... Me apunto a lo que dice Juan. La gente no va ahí para sudar como bestia y estar oyendo que le griten todo el rato. La gente va ahí porque a) no tiene nada mejor que hacer y a veces suena bien en la "alta sociedad" que se va a un gimnasio, y b) porque está muy de moda decir que con eso se libera la carga del estrés o alguna de esas chorradas que estoy harto de oír (hoy estoy algo demasiado cansado). Así que tú les podrías ahorrar mucho sudor y muchos dolores de oído haciendo una terapia especial...
    -Tu marido se acuesta con la cajera del supermercado.
    -¡Maldito sea el muy condenado y que arda por siempre!...
    (...)
    -El jardinero te roba siempre las vegonias y le está echando veneno a la rosaleda. Oh, ¿y recuerdas la invasión de hormigas? Adivina quién las trajo.
    (...)
    -Tu hijo se grabó un tatuaje en el muslo que dice "Mis padres no sirven". Y toma café irlandés cargándolo a tu tarjeta de crédito.
    (...)

    Te vas a llenar de pasta, te lo digo yo.

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  4. Silvia, la próxima vez te mando a Maddie y se los merienda a todos :D
    Juan, espero no encontrarme más a esta mujer (porque me da mucho miedo), pero si llega a darse la situación, te mandaré una parte de los beneficios.
    Nicolás, las apunto todas, suenan a dinero... ¡y no te metas con la gente que va a los gimnasios, que yo estoy siempre allí!

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