Invasores

Mi compañera de departamento, mi jefe y yo, hoy en el trabajo:


- Vaya, hombre, se ha llenado la papelera de hormigas...
- Puf, pues las hormigas una vez entran en el edificio, ya no hay quien las saque.
- ¡Anda, como los testigos de Jehová!



Pobrecito mi jefe, si es que está como una regadera...

Comentarios

  1. Pobres... hormigas jajaja.

    Que no que es coña. Que tengo un amigo que es Testigo y son buena gente. Si no te lo dicen ni te lo crees.

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  2. Jajajajajajaja, conzco a gente perteneciente a esto que ellos llamn "religión". Allá cada uno con su credo, yo me quedo con mi ateísmo XD. Tu gefe se ve que es un figura jajajajajaja.

    Besos ^^

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  3. X si yo creo que en el fondo son inofensivos, pero son unos chapas que no veas...
    Por lo visto un día, cuando era pequeña les abrí la puerta. Mi madre estaba en la cocina y de repente aparecieron dos tíos trajeados diciéndole hola xD
    Maga, mientras a mí no me agobien que crean lo que quieran, pero sí, tiene tela... y sí, mi jefe está como una cabra jajajaja

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  4. El mejor método para los Testigos es precissmente Jehová: "Jehová a caer una somanta palos como no os larguéis ipso facto, pandilla de sectarios!!"

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  5. Más o menos eso me enseñaron en el colegio. De pequeños nos convencen de que los testigos de Jehová poco menos que te amordazan y te meten en una furgoneta para que te unas a su secta tanto si quieres como si no. Mis profesores nunca me dijeron que les pegara si aparecían en mi casa, pero casi...

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  6. No sé si como las hormigas, pero lo cierto es que son tan insistentes como los bancos que te quieren vender tarjetas de crédito (luego cuento una anécdota). No, en serio, que aqí a casa ya han venido y he intentado por todos los medios (desde decirles amablemente "no muchas gracias no comulgo con lo que proponen" hasta rogarles por clemencia cuando ya han exasperado), y nada, siguen cayendo como en bandada. Parece que el "no" es como un incentivo; algo así como decir "bueno, si superamos esta ¡nos ascienden!".

    Reitero mi pregunta de hace unos meses, ¿en España, y, si no me equivoco, allí en Salamanca, hay una híper-mega-ultra-súper-plúscuam-invasión de hormigas?

    Y hablando de Testigos de Jehová y de bancos que venden tarjetas de crédito...
    ... una vez estaban llamando tanto por teléfono a casa para hablar con mi padre que nos tenían hasta la coronilla (sí, estoy en ese estado de trance producido por el sueño, así que sí, será una anécdota bastante graciosa y, por consiguiente, ridícula). Fue en la segunda mitad de febrero y la primera mitad de marzo (a este respecto, ¿sabíais que el mes de marzo y el de febrero son iguales?) hasta que una tarde se terminó todo. En febrero me habían interrumpido al estudiar, al dormir e incluso al almuerzo. Podéis molestarme a toda hora, pero no en el almuerzo. Lo más gracioso de todo es que mi padre les había atendido como tres veces y dicho que no quería nada, y estos seguían insistiendo. Tras la tercera vez, la acción más lógica que se nos ocurrió, fue comenzar a decir que no, que mi padre estaba trabajando, que llamara más tarde, que no llegaba hasta una hora avanzadísima. Así hasta que comprendimos la horrible situación. Cual simulador joven y dispuesto a joderle la vida a los capitalistas, trazo un plan a seguirl. La próxima vez que llamen me haré pasar por mi padre y les diré que todo bien, todo bonito y que acepto. Antes de verificar por completo (y, por supuesto, de hacerles dar un vueltón preguntándoles la misma cosa varias veces), agarro y les corto el teléfono.
    Volvieron a llamar y no les respondí. Luego a la tarde y me hice pasar por su hijo mediano, estudiante de Filosofía y Letras, graduado en la universidad Nacional de Córdoba por Historia del Arte. Le dije que mmi padre estaría disponible a las doce del día siguiente. Así llamaron.
    Cuando atendí al tal Flavio Isaorralde, que creo que así se escribirá este condenado apellido, me hice pasar por el hijo mayor de mi padre, ingeniero químico y doctor en Física y Matemáticas por parte de la Famaf. Allí sí, cuando me dijo que mi padre había aceptado todo yo le solté la bomba.

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  7. —¡Pero... capitalista tenía que ser! —le grité—. ¡Mi padre, hombre, es un maestro de Matemática del nivel medio y en octubre pasado sufrió un surmenarge por alto estrés! ¡Está como una cabra! ¡Tiene que tomar medicamentos tres veces al día y tenemos que ponerle candado a la biblioteca de la casa para que no se ponga a leer porque el doctor le ha dicho que eso podría significar que su cerebro termine de fundirse! ¡El pobre no puede escribir absolutamente nada y está día y noche tratando de encontrar las baterías de la calculadora! ¡Y usted le viene a ofrecer una mísera tarjeta de crédito, cerdo burgués! ¡Cosa bárbara! Por eso esta sociedad está como está. Todos viviendo en un frenesí consumista que destruye y aniquila la libertad del hombre, sujetándolo cada vez más a la esclavitud de la materia y de lo efímero. Y allí están ustedes, los bancos, para acrecentar las deudas de un hombre y hacerle desear comprar, comprar y comprar, ¡creyendo que así satisfará su increíble vacío existencial producido por la aridez emocional que causa una sociedad meramente consumista e idealizada en los estándares básicos de la belleza como principio de la felicidad! ¡Ustedes, los medios y todos los públicos intervienen para crear la sensación ilusoria de felicidad de tal modo que el hombre ponga su esperanza de vida en lo más superficial y frívolo! ¡Dementes! Con el único objeto de abultar su dinero tratan de succionar la sangre de la gente trabajadora, creando así una masa de hombres cualitativa, fácil de dominar y doblegar al pensamiento popular necesario para imponer sus productos que hacen más daño que bien! ¡Y usted me viene a hablar de descuento de ropa en un shoping como si eso fuera lo más necesario de esta vida! Aquí, señor, vivimos en una familia con valores y con dignidiad que no se deja engatuzar por la fluorescencia de un cartel de neón que anuncia burdamente un descuento. Trabajamos día tras día y ahorramos para vivir con lo indispensable y manteniendobien en claro que lo importante no se halla en el bolsillo o en la riqueza. Mi hermana menor es estudiante de Historia, mi hermano estudia Historia del Arte y Filosofía, mi madre ha sido una docente de Geografía y Antropología en la Universidad durante veinte años, y yo doy clases en un colegio. Mi familia basa el progreso en la creación de conocimiento, no de fortunas materiales. Y usted viene aquí y me dice: Su padre estuvo de acuerdo en todo"; y mi pobre padre, luchando por mantener a su familia y por sus ideales, está encerrado entre cuatro paredes por culpa de un montón de mocosos insolentes que no aprecian el valor de los conocimientos y están imbuidos de la cultura que usted y los demás cerdos neoliberales han impuesto en la sociedad para gannar más plata. Y ahora me dice que mi padre dijo "sí, de acuerdo", pero mi padre, en las condiciones en que está, es capaz de decir que Copérnico dijo que la tierra giraba al rededor del sol porque estaba drogado.
    —Pero su padre —repuso el banquero que llamaba desde Buenos Aires— demostró gran capacidad para la economía ayer...
    —... mi Señor, hombre, ¿qué le estoy diciendo? Mi padre es capaz de encontrar todos los números palindrómicos primos menores a un millón con sólo usar un papel y un lápiz. Además, él, en estado de lucidez y conciencia, ya dijo varias veces que no.
    —Lo siento..., joven... (invéntese aquí un apellido), pero no tengo constancia de ello.
    —En todo caso —grazné—, no será porque mi padre no lo haya hecho, sino por la incompetencia y tontería de sus empleados vilmente explotados, señor Isaorralde.
    —Necesitaría que su padre me confirmara que no quieren la tarjeta él mismo, señor.
    —Ya lo llamo a ver si esta tortura que lleva cuatro semanas, ¡cuatro semanas!, termina de una vez por todas. Cosa bárbara. Hemos dicho que no, y mientras más lo decimos más empeño ponen... Por las entradas de misericordia de Dios...
    Pongo un trapo en el micrófono del teléfono y hablo.
    —¿Holaaaa, sí?
    —Sí, mire le hablo de Banco Francés, el señor que lo llamó ayer.

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  8. e—¡Ah, sí, usted es Claudio Israel!
    —Sí... sí... soy Claudio Israel... Mire..., (apellido), necesitaría que usted me dijera que no quiere la tarjeta.
    —No, no la quiero. —De fondo mi mamá me habla y me dice: "Decí que no la querés a la tarjeta"—. ¡No, yo no quiero la tarjeta!
    —¿Usted no la quiere?
    —¡Sí! ¡No! ¡Quiero decir...
    —... decí que no la querés...
    —... ¡no la quiero!
    —Bueno, señor, eso es todo. Que tenga un buen día.

    Conclusión:
    1- Fui un gran simulador.
    2- Me encantó endilgarle el manifiesto comunista al pobre hombre y dejarlo callado. Esto es un triunfo a dos niveles. Primer nivel: Soy cordobés y este hombre era bonaerense. Tenemos pica desde siempre con esta provincia, así que es un logro que un cordobés medio chiflado, de quince años, haciéndose pasar por tres personas, dejara callado a un porteño. Como dijo Daniel Defoe en Robinson Crusoe tomo II: No sólo era Sacerdote, sino también Papista. Y no sólo era papita, sino que también era francés. Por consiguiente, tenía tres motivos de peso para no agradarme en su presencia: ser Sacerdote Papista y francés al mismo tiempo. En segundo lugar a nivel académico, pues demostré haber aprendido algo más con las clases de Historia de lo que yo pensaba.
    3- Fue un triunfo recompensa, porque yo aún seguía cedado por el efecto tranquilizante de los exámenes de febrero, con lo que fue un cierre de vacaciones inmemorial.
    4- Los banqueros son como los Testigos de Jehová en ese punto.
    5- Por eso el día anterior había dado mal los datos del DNI de mi padre y había preguntado dos o tres veces la misma cosa, para que adquiriera peso la excusa del surmenarge.

    Con todo, creo que le di un susto de muerte al pobre Flavio, creo que nunca le había pasado eso de que un probable cliente se revelara por teléfono y con ese tono. Es que los banqueros piensan que por haber estudiado economía (la peor rama de la sociología, y la más impura, porque toma algo bellísimo, las matemáticas frías y sin sentido, y lo usa para sus fines de lucro), pueden intimidar a las personas por teléfono y rechazar cada negativa o duda con una respuesta más tonta que la anterior. Encima le hice preguntas del estilo: "¿Y si me dice que usted no gana absolutamente nada si yo compro la tarjeta y no la uso durante un año, cuál es su interés en tenerme como cliente?". Y otras del estilo: "¿Entiende el significado de la palabra 'no'?".
    Me excedí. Espero no haberle destrozado la vida al pobre individuo.

    Nicolás.

    P.S. Esto sí es para enviarme al manicomio.
    P.P.S. Necesitaba desahogarme. Como esta mañana fue el partida de Argentina, como yo odio y aborresco el fútbol más que a los políticos y como en mi casa y con la poca gente que he visto no se podía hablar de otra cosa, creo que lo mejor era rememorar una lucha y un triunfo contra el pérfido sistema. Cada junio, cada cuatro años, yo padezco una tortura.

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  9. ¡Aaaaaaah por Dios qué risa! xDDDD ¡Casi quiero que me de la chapa algún pesado por teléfono para tener una excusa para hacer eso mismo! ¡Suena súper divertido!
    Yo (que nadie me tire piedras) no tengo nada en contra del capitalismo (me gusta el concepto de propiedad privada, dejadme en paz), pero los bancos en particular no sé qué tienen que no hay quien los aguante. A mí hace no mucho los de mi banco me dieron de alta tres tarjetas de crédito (y me las cobraron) que yo no había pedido; tuve que ir echando broncas por tres sucursales distintas para que me devolvieran el dinero. Son un poco impresentables los pobres.
    Nicolás, no te sientas culpable, el hombrecillo se lo ganó a pulso. Y con la chapa que le habrá dado a otra gente, estará curtido. Y si no, que se curta, que ya toca.

    p.d. Tienes razón sobre las hormigas, si vuelvo a publicar algo sobre ellas casi que les hago una etiqueta...

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  10. A ver, si tuviera que definirme diría que ni Adam Smith ni Carl Marx me terminan de convencer. El capitalismo propone en sí un sistema liberal y abierto, en el que las personas puedan tener su propiedad privada; por consiguiente, las personas tienen una mayor independencia, con lo que se suma una mayor libertad. Hasta ahí veo que el capitalismo tiene muy buenos puntos. Además, Adam Smith escribió Las riquezas de las naciones basado en el sistema social que vivió durante el siglo XVIII. No es extraño, por tanto, que, al querer hacer una compilación para derivar el mejor sistema económico de una sociedad, haya tomado por principio el sistema que imperaba en su tiempo. Así pues, vemos que Adam Smith asume en su obra que es inebitable, con el advenimiento de la propiedad privada y del laicess pascer la diferenciación de clases sociales y la mala distribución de la riqueza. Si abogamos por la libertad y la propiedad privada, nos encontramos con que muchas personas excederán su capital, aumentando sus riquezas y disminuyendo las posibilidad de que otras personas, con menos recursos económicos o con menos capacidad de acceso a una propiedad privada, quedarán fuera del círculo y se generarán las clases sociales. Me gusta el modelo liberal, pero no me gustan las consecuencias que tiene.
    Carl Marx, sin embargo, no escribe pensando en su tiempo, sino en una utopía. Su idea es la igualdad de todas las personas, sin distinción ante la ley o ante la sociedad por el hecho de tener más. Esto, así expresado, enuncia un principio honorable. Carlitos propone, no obstante, una medida algo represiva como única forma de alcanzar este estado en el que las clases sociales se disolvieran de una vez por todas: la estatización de los medios de producción. Es decir, la anulación de la propiedad privada. Esto acotaría en sumo grado a las personas. Su utopía, además, no contempla una triste realidad: todos los sistemas comunistas que se han impuesto a través de dictadura (Cuba y la antibua Unión Soviética) han derivado invariablemente a la generación de una única clase social sin distinción, pero esta clase social vive en condiciones bastante pobres a todos los niveles.
    Marx busca instalar una utopía en base al concepto de igualdad, y Smith busca instalar un sistema económico y social basado en la libertad y concretizado a un periodo histórico concreto. Ambos tienen partes positivas, pero ambos sistemas traen muchos problemas que se reflejan en la sociedad contemporánea y dan escalofríos. El concepto de igualdad de Marx, además, no es del todo claro, pues tenemos que comprender que la igualdad no es sinónimo de justicia; la equidad, no obstante, sí es el verdadero sinónimo de justicia.
    En mi opinión, ninguno de los dos sistemas logrará crear una sociedad perfecta, y es necesario un punto de inflexión en el que encontremos resultados positivos y satisfactorios, tanto a nivel económico como a nivel social. No sé si las clases sociales podrán desaparecer, pero sí creo que se puede hacer mucho más digna la vida de las clases sociales más bajas. No creo quese pueda hacer mucho para desbaratar los sistema multinacionales como Microsoft y Google, pero sí se puede intentar, de parte del Estado, por ejemplo, que haya una mejor distribución de las riquezas de una nación. Pero yo no soy economista y mucho menos sociólogo, así que no sé qué hago hablando de estas cosas XD

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  11. Siempre puedes poner la excusa más salvadora: "No, es que soy estudiante". Allí todo el mundo comprende que puedes estar peor que ellos, e incluso los mendigos van a pensar en hacerte hueco si algún día te ven mal XD Pero sí, eso se llama enfrentar al sistema, y es tan bello hacerlo. Como la vez en que tenía cinco años y dejé callado al guía del zoológico, o como cuando hice una protest en el colegio por una actitud discriminatoria. ¡Abajo el sistema! Y bueno, si quedó trumatizado o mortalmente asustado... se verá más adelante. El chiste está en que este decía ser uno de los altos jefes; como es lógico, no se lo cree ni el Tato.

    ¿Y no los denunciaste?

    P.S. También estoy en contra de la frivolidad, la superficialidad y el deseo de lo efímero que ha traído consigo el capitalismo. Aunque esto, y siendo sincero, viene de muchos siglos antes, desde antes de que se inventara la prensa, pero lo cierto es que Adam Smith y la sociedad actual lo ha exponenciado a un punto insoportable. Es "La insoportable insustancialidad del ser".

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  12. Las hormigas son las invasoras de la naturaleza por excelencia. Si les has gustado vuestro cubo de basura, la única opción que tenéis es mudaros...eso o convivir con ellas.

    Jajajaja!

    Es broma...alguna manera de echarlas habrá, mujer! ^^

    1 besico y gracias por tu visita!

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  13. Nicolás: En mi opinión, el capitalismo puro no funciona, el comunismo puro tampoco, y cualquier otro régimen extremo tampoco va a funcionar. Si fuéramos todos civilizados y medio buenas personas, cualquiera sería una buena opción, pero como no es así... yo lo que creo del comunismo es que mata la ambición. Todos trabajan lo mismo, todos obtienen lo mismo; el sistema no te permite, si te apetece, trabajar el doble para tener una casa más grande. Y en mi opinión, eso va en contra de la naturaleza humana. Del capitalismo pienso que es un sistema cerrado en el que es complicado entrar si partes desde cero. Y es lo que digo de las buenas personas: si fuéramos todos bellísimos seres humanos, los que tuvieran un montón de pasta y de medios se molestarían en ayudar a los que no estuvieran en tan buena situación, para que todo el mundo pudiera llegar a donde quisiera; se ayudaría a las personas que no pudieran trabajar por el motivo que fuera, etc. Pero es muy difícil tener dinero y poder y no volverse idiota. Total, creo que a menos que se haga un popurrí de casi todos los sistemas económicos existentes y utilicemos un poco el sentido común, no va a funcionar nada. Esperemos que a la larga alguien llegue a alguna conclusión decente.

    p.d. No denuncié a nadie, todos los bancos son unos impresentables, por desgracia hay poco que hacer... un día de estos voy a ir a tirarles piedras... o zapatos...

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  14. Martha: Las hormigas no se van. Han invadido la entrada y el baño, y creo que se van a quedar mucho tiempo, pero a mí, mientras no lleguen hasta mi ordenador, como si se comen el edificio.

    Tu blog me gusta, me pasaré por allí de vez en cuando ;)

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  15. Coincido contigo en dos puntos que tocas.
    a) ¿Recuerdas que mencioné lo de que la igualdad no es lo mismo que la equidad? Bueno, es lo mismo que tú has mencionado con respecto a la ambición, aunque yo no lo veo como ambición en sí misma. Entiendo, comprendo y adhiero al concepto de superación o realización, pero creo que una ambición desmedida, es decir, una ambición por la misma ambición (intentar poseer más y más hasta quedar inconforme con lo mucho que se tiene), puede ser, a la larga, muy perjudicial. No hablo del sistema, o de la sociedad o de un modelo económico, sino de un sentimiento de aridez e insatisfacción que lleva a que la persona que ha pasado de una ambición sana ahora tenga una avaricia mesquina. Pero en sí, estoy de acuerdo contigo en este punto. La Igualdad, a hechos prácticos, es lo más injusto que existe en este mundo, porque es una forma de decir lo mismo que tú dijiste. Todos somos iguales, todos trabajamos lo mismo, todos tenemos lo mismo y no se puede cambiar el sistema preestablecido. No hay posibilidad de autosuperación ni realización de algún progreso o mejora de la circunstancia vital de una persona. Se evita por todos medios el pluralismo, y, por consiguiente, terminamos acotando la libertad y aniquilando el sistema de justicia. Supón que tú has estudiado durante todo un año y te has quemado las pestañas para obtener un 10 como promedio final en tu carrera y obtener un mejor puesto de trabajo. Supongamos ahora que hay otro estudiante de tu clase que tiene treinta y cinco años, ha perdido el tiempo durante muchos, muchísimos semestres, pasa todo el día de parranda y no ha obtenido más que un 7. Según el modelo comunista, este estudiante puede ir con el profesor, quejarse porque tu calificación es más alta, y el profesor recurrirá a descontarte a ti tres puntos, ganados con sangre y sudor sobre un escritorio, y ambos tendrán un promedio final de 7. Los dos iguales y los dos "contentos". Si es así, la verdad es que el comunismo no me atrae de ninguna manera.
    b) El hecho de que si viviéramos en una sociedad más justa, más humana, en el que los seres humanos actuaran como seres humanos y no como lobos hambrientos y deseosos de asesinar (huy, esto sí es excederse), podríamos acceder a una vida mucho mejor para todo el mundo y podríamos centrarnos en los problemas verdaderamente graves de la humanidad. De hecho, si se dieran las condiciones para que en este mundo la gente fuera más humana, gran mayoría de los problemas sociales (hambre, muerte, guerra, enfermedad y pobreza), como tú bien dices, desaparecerían por completo. El problema es hablar de una utopía en la que todos fuéramos más humanos, en la que dejáramos de estar centrados en nuestros ombligos y volviéramos la "mirada" al hermano necesitado. Como bien dices, el problema está en que el tener dinero no los atonte y que el poder no los enceguezca. Citándome en el párrafo anterior, ¿cómo hacer que el hermano no sea un lobo?
    c) También he pensado en algún momento sobre la posible fusión de sistemas económicos y sociales para lograr un equilibrio sano en la sociedad, pero es mucho más difícil de lo que parece. Nadie está dispuesto a abandonar sus convicciones económicas, mucho menos si esto le supone una disminución considerable en el bolsillo.

    Por cierto, las hormigas traen buena suerte, ¡este es el post con más comentarios!

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  16. Dejando aparte la política (me parece que pensamos más o menos lo mismo), me plantearé tener una hormiga como mascota del blog :D

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