Paz de Espíritu

Estamos en Semana Santa. Hay gente encapuchada por la calle a todas horas, hombres descalzos que cargan con cruces y personas que rezan sin parar.

Yo no soy creyente, pero para la gente religiosa debe de ser una temporada de paz espiritual y devoción sin límites, en la que se pone en práctica todo lo que la religión dice que se debe hacer, como ser una buena persona, ayudar a los demás y perdonar. ¿Verdad?

Pues no.

Para ser buenas personas por obligación ya tenemos la Navidad, en Semana Santa puedes ser el mismo borde impresentable que eres el resto del año, sólo que pasando frío en la calle mientras intentas distinguir a cuántos cofrades encapuchados conoces.

Hasta ahora me parecía todo bien, hasta he ido a ver alguna procesión otros años (dan un poco de miedo pero son bonitas), pero ayer me enfadé personalmente con la Semana Santa. La situación fue la siguiente:

Fui a cenar a un restaurante italiano con dos amigos. Yo tenía que irme a las 12, porque me iban a buscar en coche a una plaza que estaba a unos dos minutos de allí, por lo que me fui antes que ellos, saliendo sola del restaurante. Al abrir la puerta me encontré con una muchedumbre que estaba esperando para ver pasar una procesión. Estupendo. Yo necesitaba subir la calle hasta dar con el paseo perpendicular, para llegar a la plaza en la que había quedado, así que me puse a subir la calle. Esa parte del recorrido no fue un problema, había más o menos espacio; el lío vino al llegar al paseo por el que tenía que salir de allí. Aquello parecía una manifestación. Me quedé mirando de frente a la marabunta, puse cara de circunstancia, y empecé a abrirme paso.

Y aquí vino el momento de amor cristiano. Los espectadores de la procesión casi me pegan. La media de edad sería de unos 65 años, y oí insultos, reproches y quejas de todas las personas a las que tuve que apartar a lo largo del camino.

Importante:
1. La procesión no estaba pasando aun, ni siquiera se les veía ni oía por ningún sitio. Es decir, no molesté a los cofrades, no interrumpí el evento, ni estropeé de ninguna manera la procesión, porque sencillamente aun no había procesión.
2. Yo caminaba a contracorriente, así que era más que evidente que no me estaba colando para ponerme en primera fila, ya que yo iba de la primera fila hacia la última, no al revés.
3. No empujé a nadie y fui todo lo amable que la situación me permitió.
4. No había otra forma de salir de allí.


A pesar de todo esto, un señor me gritó que tenía que haber ido tres horas antes, que dejara de darle el coñazo a la gente. Me paré y le grité un rato, pero eso no viene al caso.

A lo que yo voy es a lo siguiente: ¿las procesiones de Semana Santa no son una representación del amor de Jesucristo y todas esas cosas? ¿A la gente no le da vergüenza ser tan garrula y tan hipócrita?

De la situación de ayer sacamos una conclusión: En Semana Santa la obligación del ciudadano es coger un programa de horarios de procesiones, aprendérselo, y asegurarse de no estar en la calle durante las cinco horas que dure la procesión (ni durante las dos previas, por si acaso) a menos que vaya a ver dicha procesión. Si el mencionado ciudadano está en un bar, un restaurante o en el cine a una hora a la que pasa una procesión, éste debe quedarse dentro del local las horas que sean necesarias para que los espectadores no se ofendan teniendo que cederle el paso.

Esta noche me voy de fiesta. A ver si hay suerte y no me tengo que pegar con ninguna viejecita devota.

Comentarios

  1. Huy, tema complejo.

    Sí, soy creyente y soy Católico Apostólico Romano. Más allá de todo eso, has acertado en ciertos aspectos. La respuesta más común sería simplemente "sí y no", pero hay algo más allá. La Semana Santa, según creo, es mucho más que simular el camino de Jesús hacia el Monte del Cráneo. No. La Semana Santa es un tiempo de regocijo y recogimiento, un tiempo para acompañar de corazón al Señor en su duro camino y para celebrar su inmenso amor y su gratuidad. En mi opinión no es sólo un memorial, sino una reafirmación de que Cristo nos amó y nos ama, y que por amor se hizo hombre, y, también por amor, cargó con todos nuestros pecados en la Cruz y redimió a la humanidad. La Cuaresma es un periodo de oración, ayuno y caridad para lograr la conversión (la vuelta al principio) y allanar el camino de nuestra alma para poder acompañar a Jesucristo durante la Semana Santa. Y termina con una fiesta de gozo y alegría, porque por medio de la Resurrección el Señor nos entrega la promesa de una Vida Eterna en el Padre y con el Espíritu Santo. No son sólo palabras, sino que hay todo un complejo y profundo significado de trasfondo que se aprecia en la meditación y en la oración solitaria y silenciosa. Y tampoco creo que sólo debamos ser cristianos durante la Semana Santa o durante Navidad, porque todos estamos llamados a la Santidad durante todo el año, durante toda nuestra vida. Porque no tiene sentido ir y confesarse de sus pecados, salir del confesionario y seguir pecando. Tiene que haber una profunda necesidad de cambiar y de cambiar para bien.

    No dudo por un instante siquiera que lo que te ocurrió a ti es verdaderamente cierto y verídico. El problema, según yo lo veo, es que los Católicos (o al menos la gran mayoría) ya no viven la Pascua como debe vivirse. Siempre he dicho que es muy bonito estar con un millar de personas siguiendo a la Cruz de Jesucristo, pero si de verdad no hay recogimiento en el corazón, si de verdad no hacemos silencio para escuchar a Dios, si de verdad no entendemos el inmenso significado y el valor que tiene la muerte en la Cruz del Señor, no sirve de nada. Es como estar en una fiesta de cumpleaños pensando en el trabajo de Historia para el martes, no tiene ningún sentido. Puedes estar en cuerpo, pero al Señor le importa más el espíritu.

    De todo hay en la viña del Señor, como dice el dicho. Pienso que muchos cristianos olvidan el verdadero significado de lo que hacen, lo que de verdad está ocurriendo, el sentido entero de la Navidad y de la Crucifixión. Van a procesiones interminables sólo por inercia (por tradición o costumbre o porque no tienen nada más que hacer), Comulgan porque sí (sin saber que están en camino al encuentro del Cuerpo de Cristo), y viven una Cuaresma vacía. No comen carne en Viernes Santo, pero se llenan la barriga a puro pescado (¿y el ayuno?), así como no comprenden el valor verdadero de los sacrificios. Pienso que es perfectamente normal (no que es perfecto, sino que es normal que ocurra) lo que te ha sucedido, porque la verdad es que pocas personas recorren un camino verdadero toda su vida y llegan a entender lo básico: el amor.

    Por amor Dios nos da la vida y no guarda. Por amor Dios nos entregó a su único Hijo. Por amor su Hijo amado dijo "hágase tu voluntad" y se entregó en la Cruz. Por amor y sólo por amor salvó a la Humanidad. El que no entienda que Cristo amó mucho y se pasó de amar, y he ahí el undécimo mandamiento: "Amaos unos a otros, como yo os he amado". Esto es reconocer en todas las personas (y recalco la palabra "en todas") a Cristo en su mirada, en sus corazones. No tiene mérito amar sólo a los que te aman, sino que el verdadero mérito consiste en amar como lo hizo Cristo, pues el sol brilla para todos igual, y la lluvia lava los campos de todos. Jesucristo no salvó sólo a los que él quiso, sino que salvó a todo el mundo, porque en realidad Él los amaba a todos por igual, como hacía la Emperatriz Infantil de Ende.

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  2. Y he ahí la paradoja: que todas esas personas te comenzaron a insultar, a agredir verbalmente y a menospreciar. Olvidaron la enseñanza fundamental de Jesucristo y fueron como la tierra en la que cayó el grano, pero echó raíces poco profundas. Y no sé si deba ser una obligación. Es que decididamente el mundo marcha mejor cuando hay amor de por medio. Por eso no sé si es la obligación de... "amar, escuchar, ayudar, ser atentos y leales"... Es sencillamente vivir sabiendo que todo el mundo es un gigantesco sacramento de amor y amando a todos sin juzgar, siguiendo siempre una vida en oración y en Comunión con el Señor. Al menos a mí me funciona, y se logra alcanzar la paz espiritual tan anhelada.

    Ya saliendo de mi visión religiosa del acontecimiento, podría dedicarme a decir que:
    1- O bien los de la procesión estaban muy ocupados para no darse cuenta de que tú estabas queriendo salir de allí y no colarte;
    2- O bien no les enseñaron buenos modales como para no insultar ni agredir por la calle;
    3- o bien c) todas las anteriores.
    HMMM... muy agudo el último comentario; me ha gustado.

    P.S. Perdón por el doble comentario, pero no me dejaba publicarlo a todo.

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  3. Te perdono, Nicolás, por ser tú ;)
    Está claro que mucha gente va a ver procesiones porque le encanta decir que es católico hasta la médula, aunque en su vida diaria sea un cenutrio. A mí lo que me pareció trágico es que no hubiera ni una sola persona que no despotricara a mi paso. Burros los hay en todas partes, ¿pero todo el mundo? En fin, a ver si puede ser que no tenga más problemas en lo que queda de Semana Santa...

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  4. Hace ya más de un mes de esto, pero bueno...
    ... ¿tuviste algún otro inconveniente en lo que quedaba de Semana Santa?


    Por cierto, releyendo los tres comentarios me he dado cuenta de que todo se podría resumir en lo que dijo Gandi: "Me gusta el Evangelio y Cristo, pero no los cristianos, porque no son nada parecidos a él". Triste, pero cierto.

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  5. Es una buena frase, es verdad... y no, no tuve más problemas porque no coincidí con ninguna otra procesión jajajaja Pero verás como el año que viene tenemos más de lo mismo...

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