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Mostrando entradas de mayo, 2016

Foxxie IV

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Si quieres entender algo de lo que vas a leer a continuación, mejor lee primero Foxxie I , Foxxie II y Foxxie III . Ahora ya puedo seguir con la cuarta y última parte de la historia: Desde el momento en el que me piden que me vaya de ahí, dejo de hablar por completo con Foxxie y con Muggie. Cuando osan dirigirme la palabra les respondo con monosílabos, y las pocas veces que me veo obligada a comunicarme con ellas les hablo con la combinación de palabras más seca y concisa que puedo encontrar. Lo único que tolero es saludarnos por el pasillo. Pasan los días mientras yo busco casa desesperadamente y Foxxie empieza a ponerse agresiva. Deja de saludarme siquiera y no me habla, me deja notas . Es más, no me deja notas a mí, sino que deja notas impersonales para no tener que dirigirse a mí ni por escrito. Un día que dejo un tupper de sopa abierto en la encimera para que se enfríe, me voy de la cocina y cuando vuelvo el tupper está cerrado y hay una nota al lado:

Foxxie III

Tercer y penúltimo episodio de mi tercera vivienda londinense. Podéis leer la primera parte aquí y la segunda aquí . Vuelvo de San Sebastián y al día siguiente quedo con Daisy, que me está esperando en un restaurante japonés pequeñajo al lado de una estación de metro. Pido unos rollitos de primavera o algo que se le parece y discutimos el asunto. Yo - Mira, para estos dos meses casi nos viene mejor que no me metan en el contrato. Ya no creo que vayas a estafarme y tú ya has visto que no me he ido corriendo con tu dinero, así que si te parece bien, yo te pago a ti y tú le pagas a la agencia, como hasta ahora. INCISO Los pequeños bastardos de la agencia no sólo me pensaban cobrar a mí 120 libras por incorporarme al contrato, sino que Daisy iba a tener que pagar más de cuatrocientas libras por hacer un cambio de inquilino. Igual pensáis que es porque esta situación les está dando algún tipo de trabajo a los agentes. No. Es Daisy la que está enseñando el pi

Foxxie II

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Puedes leer Foxxie I aquí . Y ahora el segundo episodio de este asunto: Antes de mudarme, Daisy me hace ir un día al piso porque Foxxie y Muggie están tensas con el tema de vivir con alguien nuevo y quieren conocerme. Me tomo un café con las tres y ahí veo que Foxxie trabaja en recursos humanos y que es de esas mujeres profesionales e independientes que toman una copa de vino en el salón todavía con la camisa y las perlas puestas. El rechazo que me produce y la sensación de que es una arpía son algo casi instantáneo, pero la chica es maja, así que pienso que a lo mejor son prejuicios injustificados. Pues bien, tras convencer en el amago de interrogatorio a las que serán mis compañeras de piso de que no soy una psicópata, hago la mudanza y me instalo en la ridículamente pequeña habitación de Daisy. El suelo es moqueta, cosa que me repugna hasta el infinito, pero por lo demás la casa está muy bien. Lo que también está bien es ver cómo vive la gente, así les conoces mejor. D