Defensa personal

En mi afán por probar cosas nuevas sin caer en el mundo de los alucinógenos, hoy he ido a mi primera clase de defensa personal.

Entro en la secretaría para rellenar mi ficha, mientras una chica muy joven y con los labios muy rojos hace lo propio. Bien, ésta viene a lo mismo que yo, seguro. La chica -Mandy, la vamos a llamar- desaparece, y paso a darle mis datos al secretario. Cinco minutos después me dirijo al aula que me corresponde, dispuesta a conocer a mis compañeros de clase, que me imagino serán un 20% chicos interesados en aprender artes marciales de algún tipo, y un 80% chicas que piensan que hay más violadores en el mundo que piedras en el campo.

Asomo la cabeza. Veo kimonos. KIMONOS. Me fijo en los portadores. Hombres de mediana edad que me sacan tres cuerpos.

Bien.

Que no cunda el pánico.

Tampoco hay que dramatizar.

Total, hay que morir de alguna manera.

A ver, vamos a centrarnos. Miro a los alumnos, que ya están con el calentamiento, y veo que van descalzos. Me quito las zapatillas y los calcetines en seguida y entro corriendo en clase. Me pongo justo delante de Mandy, que parece ser, junto conmigo, la única chica, además de la única persona que no parece salida de un campeonato nacional de judo.

Al profesor, por razones obvias, vamos a llamarle Sr. Miyagi.

El Sr. Miyagi nos tiene haciendo estiramientos y calentamientos más de veinte minutos, hasta que se aburre del asunto y nos dice que nos pongamos por parejas. Le hago una seña a Mandy, que no tiene absolutamente ninguna intención de pegarse con esos tíos tan grandes y ya está viniendo hacia mí.

Yo - No tengo claro en qué nos hemos metido.
Mandy - ¡Ya! ¡¿Por qué solo hay chicos?!

Me encojo de hombros y me pongo en posición para imitar lo que está haciendo el profesor. Mandy me arrea una patada en la mano.

Mandy - ¡Perdóoon!

Viene el profesor.

Sr. Miyagi - Tienes que tener siempre control sobre el movimiento, de manera que si a ella no le da tiempo a retirarse, tú puedas detenerte sin hacerle daño.

Mandy asiente con cara de culpabilidad. Practicamos un rato hasta que el Sr. Miyagi nos pide que prestemos atención.

Sr. Miyagi - Mirad cómo se ha defendido vuestro compañero. -Imita el movimiento en cuestión, que consiste en agarrar al agresor por la pierna que está utilizando para atacar, a la altura de la rodilla, y un montón de cosas más que yo no atiné a ver.- ¿Veis lo que pasa? Su cuello está en peligro. Si hacemos esto, podemos matar al agresor -madre de Dios-, y entonces... -el hombre sonríe y cruza las manos delante de él, como si estuviera esposado- ... a la cárcel. Y eso no queremos que pase. Hay que intentar siempre infligir el mínimo daño posible.

Así que no solo tengo que preocuparme de que no me rompan las piernas; además tengo que encargarme de no matar a nadie. Qué bien.

Y así continúa la clase, con Mandy y yo pegándonos y gente rodando por el suelo cada dos segundos. El pobre alumno de ejemplo se pasa más tiempo en la colchoneta que de pie, escuchando las explicaciones del Sr. Miyagi desde el suelo y con una rodilla presionando su cabeza. No seáis nunca el alumno aventajado de una clase de artes marciales, los usan para todas las demostraciones y los pobres lo pasan fatal.

Mandy - ¡Pero mira qué cara de sufrimiento tiene! ¡Le duele! - Mandy señala al alumno mencionado, que está llevando a cabo su papel de agresor frustrado mientras el profesor le sujeta la cara contra el suelo y los brazos a la espalda.
Sr. Miyagi - Qué va, más le ha dolido otros días.

Sospecho que no voy a ser la alumna aventajada jamás, así que no creo que tenga problemas con las demostraciones. Aún así, creo que en estas clases voy a recibir por todas partes.

Las cosas que hay que hacer para no caer en la rutina.

Comentarios

  1. ¡Oh! ¡Que genial! ¿Cuando te van a enseñar a usar la fuerza?

    ResponderEliminar
  2. ¡Ay maja! Yo cuando empecé en Aikido las 3 primeras semanas no era capaz de coger un boli ni de sentir los riñones de lo hinchados que los tenía por las caídas... siéntete afortunada por salir entera el primer día xD.

    Eso sí, para tu ánimo interior y para motivarte, te diré que no siempre los alumnos aventajados hacen de uke, a veces también son los novatos, para que sepan lo que se sufre y así cuando les toque a ellos no puteen al compañero (y si, esperemos que no, te toca aplicar alguna técnica, sepas el dolor que causas y la fuerces más aún :P).

    Sufrirás, pero te sentirás mejor físicamente y mentalmente, te lo garantizo :) (eso sí, a partir del segundo mes más o menos, cuando el cuerpo se acostumbre al dolor xD).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jo, qué miedo. Seguro que el primer día que me haga daño de verdad me voy de allí llorando y no vuelvo xD

      Eliminar
  3. Yo intenté con Tae Kwon Doo. Había tres chicas de mi edad y más o menos de mi tamaño, pero se canceló esa clase y empecé a ir a una con unos cuatro hombres cinta negra. Era genial. Yo debía usar toda mi fuerza, y ellos tenían instrucción de solamente "marcar el golpe", no podían "pegarme-de-verdad".

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que mis compañeros también hagan eso de marcar el golpe o me van a dejar doblada :S

      Eliminar
  4. Jajaja. Nunca he hecho artes marciales ni nada parecido pero con lo miedosa que soy no me vendría mal para sentirme más segura.

    Tú préstale atención a Miyagi y luego nos das un curso online by the face. ¿Hace?

    Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y me grabo haciendo la grulla y cosas de ésas. Me voy a forrar.

      Eliminar
  5. puffff
    yo de pequeña hice karate. fue un vano intento de mi madre por que hiciera deporte una vez frustrado su deseo de que hiciera natación o ballet, cosas que me costaban auténticos berrinches. total, que no sé cómo llegué a cinturón amarillo y me aburrí por completo del asunto.
    y digo yo... no es suficiente tu spray de pimienta antivioladores y acosadores de otros blog (véase yo)?? en serio es necesario aprender a matar gente??
    bueno, espero que nos mantengas informados.
    un beso!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Eres cinturón algo! Así me defiendes si un día nos atracan :D

      Eliminar
  6. Quiero probarlo... pero creo que si solo van tíos de mediana edad, mejor lo veo desde la barrera!
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo le tenía ganas al asunto desde siempre, pero visto el percal la verdad es que me da un poco de miedo :(

      Eliminar
  7. Tú... ¿te aburres mucho, verdad? XD

    (sólo de imaginarme a los quillos y flipados que deben ir a este tipo de clases, ya me entra grima)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Le tenía ganas a la defensa personal desde hacía muchos años, era cuestión de tiempo que me apuntara.
      En mi clase no hay ningún flipado; todos pasan bastante desapercibidos pero te ayudan en lo que pueden. Son muy majos.

      Eliminar
  8. Siempre he querido aprender a hacer algo de eso, pero ahora me da miedo, jejeje

    ResponderEliminar
  9. "Qué va, más le ha dolido otros días", jajaja, que me perdone el alumno aventajado pero me imagino la situación y me parto. Biquiños!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja pobre hombre, de verdad, vaya cara de sufrimiento tenía.

      Eliminar
  10. Qué ofensiva me parece esa manera de decir las cosas, la verdad... pero bueno, igual te han ahorrado un disgusto, porque tarde o temprano te iban a zurrar :(

    ResponderEliminar
  11. Yo me apunté cuando estaba en la universidad a taekwondo y durante más de un mes sólo hacíamos estiramientos (en la vida he tenido tanta elasticidad como esa temporada) y practicabamos los movimientos.

    Al mes siguiente empezaron los golpes y creo que duré dos semanas. Ole por ti.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que esté apuntada no significa que no me vaya a ir llorando dentro de dos clases, a ver qué te vas a pensar xD A ver cuánto aguanto.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Peter Pan: análisis I

Peter Pan: análisis III

The Equalizer (El protector): tiros, prostitutas y clichés